domingo, 28 de abril de 2013

La inexistente perfección.

Veo imposible que exista una persona como la que yo imaginé que eras tu, porque ni ahora ni antes ese símbolo existía. Dudo mucho que nadie iguale el papel que cumplías en mi cabeza ya que ahora, con los ojos abiertos, se ve todo mucho más borroso. Las luces nunca ciegan y la oscuridad nunca es plena.
Producto de la mente fue la perfección para la que intenté ser perfecto. Y ahí quedan los dos entes, el imaginario y el intento. El primero murió en un sueño, el segundo desapareció al despertar. Ni uno ni otro creo que vuelvan. No volverán el corazón y la entrega de antes, tampoco la imaginación. Adiós a ambos, fuisteis la perfección durante un tiempo.

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