viernes, 7 de diciembre de 2012
Carta de un niño grande
Queridos Reyes Magos, se que falta más de un mes para
vengáis, pero me han insistido mucho e incluso me han puesto fecha límite para
escribiros esta carta. Para este año no voy a pediros ni paz en el mundo ni que
se acabe la crisis porque, la verdad, lo pedí el año pasado y lo habéis hecho
de pena. Este año pediré para mí, que parece que se os da mejor. Deseo con
todas mis fuerzas una muñeca castaña de pelo corto y metro sesenta, dulce,
encantadora y de nariz, manos y culito fríos en invierno. Sé que no es de niños
pedir una muñeca, pero yo la quiero y es vuestro deber traerla. De esas que acompasan su respiración con la
mía, que mueva la lengua, que de muchos besos ricos con sus labios dulces y
húmedos y haga unos sonidos un tanto extraños cuando se le acaricia. Quiero que
le suene la tripa cuando tenga hambre y que no haga nada más que quejarse de
que ésta es demasiado gorda, quiero que venga con un armario enorme lleno de
complementos y que ponga cara de felicidad al ponérselos, que le encante
hacerlo y que siempre, siempre, quiera tener más. Quiero que sepa llorar, pero
que al abrazarla fuerte y con cariño se le pase y, sobretodo, quiero que ría,
que ría mucho y conmigo y sea tan tonta como yo. En definitiva queridos Reyes
Magos, quiero la muñeca perfecta, quizá pida demasiado, pero prometo prestarle
atención como única que se que es y no descuidarla nunca.
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