viernes, 21 de diciembre de 2012

No me dejes nunca

No hay luz de momento, aunque la gente dice que saldrá el sol tarde o temprano. La luz será cálida y acogedora, pero, de momento, tras este camino infinito que separa tu mundo del mío, solo hay oscuridad y un horizonte que llega hasta donde me puede alcanzar la vista. Un infinito al que tengo miedo por ser desconocido, por no saber que podré encontrar, por o saber si habrá alguna vez un lugar como en el que estado. Miedo a que se vuelva a repetir la historia, a que el horizonte se haga eterno y no encuentre a nadie en él. Miedo a la soledad. Una oscuridad en la que necesito tu abrazo, en la que, aunque sea de otro modo permanezcas a mi lado y yo al tuyo. El miedo se acrecienta si no te puedo ver, si avanzado el camino nos separamos, si pienso que puede haber algún día en el que deje de saber de ti, en el que solo me quede tu recuerdo, en el que de saber de tus abrazos, porque hoy te quiero, y sé que de una forma u otra eso nunca va a cambiar a lo largo del camino, pero no quiero que tu dejes de hacerlo, que perdamos el contacto en el camino y nos separemos. De una forma poco común eres una mitad para mí, y siento que ahora es mucho más fácil que se pierda esa sensación, que desaparezca en la nada. Porque sin ti no hay Oz, porque tú eres mi Oz.


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