El brillo de tus ojos deslumbraba como siempre mi corazón tras aquella
sombra oscura y, bobamente, no pude dejar de acudir en toda la noche a observar una
y otra vez el trocito de cielo que había quedado guardado en mi móvil y que
conseguía que de solo mirarlo sintiese lo más intenso del mundo en mi pecho. Simplemente,
cada vez que te veo de este modo, me quedo sin palabras que puedan explicar lo
hermosa que eres, que puedan explicar lo que me haces sentir...
domingo, 9 de diciembre de 2012
Una parte del cielo
El modo en que el pelo se dejaba caer sobre tu frente, ondulando
cada mechón de izquierda a derecha y punta a punta elevándose levemente. Los hilos
dorados de tu vestido reposaban suavemente sobre tu piel, sobre tus hombros. Tu pelo
y aquel vestido dorado con brillos dejaban desnuda e irresistible la piel tersa
y suave de tu cuello, sencillamente adornado con un collar dorado. Podía
imaginar a la perfección el perfume que lo rociaba y me recorría un escalofrío
al imaginar los besos que allí te había dado, las veces que mis labios se habían
paseado suavemente por él.
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