viernes, 28 de diciembre de 2012

Noches de cine


Palomitas en mano me senté en la butaca central de la sala, temprano como la mayoría de las veces, nunca me había gustado perderme los tráiler que preceden a las películas. En la mayoría de las ocasiones, antes de que empezara la película, ya había devorado el cartucho de palomitas. Nada transcurría fuera de lo normal, lo especial sucedió después.
 Pasó desde el segundo uno. Sabía que aquello que estaba viendo te habría encantado. Durante toda la película, pensé en ti, pensé en cada gesto, cada sensación. Cada segundo lo pasé pendiente de la película pero, también, pendiente de mi imaginación, de cómo te vislumbraba, del brillo de tus ojos con cada dulzura, con cada personaje, casi sabiendo a la perfección lo que dirías, como reaccionarias. Era tan bonita y tan dulce como tú. Me hubiera gustado verla contigo, me hubiera encantado tenerte a mi lado. La olvidaré entera solo para verla otra vez contigo princesa, para poder abrazarte con fuerza cuando termine.

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