Echo de menos las horas muertas contigo, cuando
apaciblemente nos sentábamos en el sofá y te veía sonreír. Lamento no haber
disfrutado lo suficiente de la última vez, pero no era consciente de que sería
tal, que podría pasar tanto tiempo hasta tener la oportunidad de una próxima. Cada
vez que pienso lo largos que se hacen los días sin ti, sin poder verte, lo
mucho que me llena estar a tu lado, porque te siento cerca, te comprendo mejor,
al contrario de la lejanía que producen unas palabras escritas, por mucho
empeño que se ponga en lo contrario. Hoy miro tu cara en las fotos y me lamento
por no poder disfrutarla de cerca, no poder posar mis labios en tu mejilla y mostrarte
lo que me brillan los ojos al verte, la luz que solo tu provocas en mi, una luz
de entusiasmo, de alegría, de aprecio y, tengo que decirlo, de amor. Una luz que
sale desde lo más profundo de mi corazón.
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