sábado, 25 de agosto de 2012

Una a cambio de todas

Desde el balcón hoy miraba al cielo impactado. La tenue luz de las calles del pueblo y la lejanía de aquella casa del centro de este provocaban que el cielo permaneciese prácticamente desnudo durante las noches de verano. Hasta hoy no había salido aún a mirar hacia el cielo y reposar sobre el alféizar de la terraza. Una suave brisa que mecía los arbustos que se podían ver desde allí me relajaba y adormilaba. Miraba embelesado las estrellas y recordaba los días que tiempo atrás, en el anterior verano, había  pasado diciéndote desde ese mismo lugar que ni todas aquellas estrellas juntas superaban lo preciosa que eres tú, no sabía cuánto. Me acuerdo de ti cada día que pasa superando el deseo de verte cada vez más fuerte, echándote de menos. Según transcurre el tiempo tengo más necesidad de estar junto a ti, de hablar contigo y de sentirte cerca. Sin dudarlo cambiaría todas aquellas estrellas que tan  perfectamente puedo ver hoy solo por una de ellas que no se encuentra ahí, por ti.

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