Hace unos meses alguien me empujó a coger un libro, a leerlo
tranquilamente a la par que ella, comentar hoja a hoja su contenido, lo más
interesante de cada parte y lo que más impresión nos causaba. Me empujó a
adentrarme en él y a que me gustase hacerlo como me gustaban el resto de cosas
que hacía junto a ella. Aquello fue casi una primera vez. No hubiera cogido
antes un libro de cierto grosor sin huir de él despavorido, temeroso por el
tiempo que me supondría terminarlo, prefería perderlo en cualquier otra cosa
que me resultase menos costosa. No he terminado aún la historia que me embarga
en este momento, pero sí he terminado alguna otra que tampoco creo que hubiera
aventurado a leer sino hubiera sido por ese empujón, y tan sólo la parte que
llevo leído de este libro ya es mayor que ninguna que me hubiera leído antes de
aquello. Es cierto que los libros te atrapan, según avanzas en sus páginas te
adentran más y más en su historia pudiéndola vislumbrar claramente, haciendo
volar tu imaginación, pero también pienso que a mí fue una persona la que me
envolvió en las páginas de un libro y ahora cada página que recorro leyendo la
paso pensando en ella, pensando en cuando quisiste empezar aquel libro junto a
mí y poco a poco me metiste dentro de él aprovechando mi interés por ti.
0 comentarios:
Publicar un comentario