martes, 5 de febrero de 2013

Enredado

En sus ojos se pierden los míos. El destello que los hace relucir al cruzarse las miradas me anuda la garganta y me encoge el corazón. Décimas de segundo después se dibuja una sonrisa perfecta en sus labios, se hinchan dulcemente sus mejillas y, por un instante, mi vista deja de distraerse en sus ojos para hacerlo en su boca.
Cada vez más cerca de ella, más cerca de su piel. Sintiendo el contorno de su cintura mientras mi mano se desliza por ella y a la vez, poco a poco, la recorre. Su pelo rubio, arrastrado por el aire con mimo, se enreda y se encrespa en mi barba a la par que sus ojos claros no dejan de decirme cosas, no dejan de brillar.
Podría pasar la eternidad así, con esa sensación, con ese aprecio, con esa luz, con ese encanto que enamora y ese cariño que desborda su mirada. Con ese sueño.

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