"2… 1… El semáforo se puso en rojo, que oportuno se dijo Leo.
Acababa de salir de la facultad tras toda una mañana de clases. Tenía los dedos
entumecidos del frío, aquella mañana el conserje de la universidad había
olvidado activar la calefacción, quería llegar a casa cuanto antes para entrar
en calor. Miraba impaciente de un lado al otro de la calle, buscando una pausa
entre los presurosos coches para poder cruzar e irse cuanto antes. Fue en aquel
instante cuando Leo la vio a lo lejos, caminaba lenta pero impetuosamente por
la misma acera en la que él se encontraba, se apartaba el pelo de la cara
dulcemente con una mano mientras con la otra abrazaba una carpeta. Se
desvaneció rápidamente el deseo de que el semáforo se pusiera verde, era
curioso, ahora quería que se retrasase lo más posible, que le diera tiempo a
ver de cerca a aquella belleza de pelo castaño que se aproximaba sinuosa.
Según se acercaba le asaltaban las dudas, Leo no
veía demasiado bien de lejos, a pesar de llevar lentillas eran muchas las
ocasiones en las que entornaba los ojos, en aquel momento pensó que quizá fuera
hora de acudir de nuevo al oculista. Tal vez la visión de aquella chica fuese un espejismo
y, al acercarse, resultase ser peor de lo que él esperaba, tal vez aquella espera
no compensase el frío que le recorría el cuerpo… Se equivocaba, de manera que
se acercaba aquella chica iba pareciéndole más y más bella, no podía dejar de
mirarla hasta el momento en que se situó a su lado."
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