El semáforo se puso en verde, ahora no tenía prisa ninguna,
podría haber permanecido allí siempre, pero ella se marchaba por delante de él.
Leo clamaba al cielo porque girase en su misma dirección, por seguir mirando un
poco más a aquella chica, a aquellos shorts vaqueros ajustados, medias tupidas y cazadora negra
que se ceñía perfectamente a su cintura, por mirar un poco más su pelo y su
bonita cara.
Ella giró en dirección opuesta. Leo maldijo su suerte, sabía
que tal vez no volvería a verla jamás, que esa historia terminaría allí, en su
mente. Se preguntaba qué pensaría ella, qué pasaría si hubiese sentido ese
mismo chispazo. Sentía la necesidad incontrolable de preguntarle su nombre, de
decirle que en ese instante a su lado su corazón había latido como hacía tiempo
que no lo hacía, de pedirle que fuera con él a tomar algo, de conocerse, pero
pensaría que estaba loco.
Dejando la vista atrás siguió su camino hasta perderse en la
siguiente esquina, rumbo a casa, víctima de lo que supuso que sería un
flechazo."
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