martes, 30 de octubre de 2012

Despertar de un sueño para... seguir viviéndolo

Sonó el despertador, quería estar más tiempo en la cama, de modo queme dí la vuelta y me cubrí con la manta hasta la cabeza. Mi cama estaba fría, las sabanas parecían hielo y apenas me había dado cuenta de cuando esto había cambiado. Cada vez que me había girado en la cama estos últimos días me había topado contigo, con tus labios y tu cuerpo desnudo bajo las sabanas, antes nunca frías, pero hoy no tenían tu calor. Me podía mover a mi anchas en la cama, pero al verla vacía me encontraba del mismo modo, vacío. Notaba que me faltaba algo a lo que me había llegado a acostumbrar, verte, reír contigo y sentir tu cuerpo caliente y dulce cuando el frío de la habitación y el cariño que tenía me impulsaban a abrazarte, a sentir tu piel suave cerca de la mía. Sólo de pensar en ello se hacía un nudo en mi garganta y me daba cuenta de lo fuertes que serían los abrazos de dártelos en este instante en el que me daba cuenta de lo mucho que los echaba en falta y de cuanto me gustaban.
Volvió a sonar el despertador. Tenía que irme o no llegaría a tiempo. Tenía que despertarme de una vez del sueño que había sido estar tanto tiempo contigo. Sonriendo por ello, pero con el pecho y la garganta ardiendo de pensar que aquello no durase aún. Aunque, todo se ve con otros ojos después de pasar un fin de semana así.

lunes, 29 de octubre de 2012

Jet lag

No ha habido ni un instante en el que no me hubiera asaltado la idea de llenar esto de palabras sobre un día, otro y otro contigo. No una entrada por día, sino por cada momento especial a tu lado, y creo que han sido muchos.
He notado más que nunca el placer contradictorio que supone no poder escribir por tener demasiado sobre lo que hacerlo, por estar disfrutando a tu lado, por estar riendo, diciendo tonterías, besándonos, abrazándonos, haciendo el amor y, al menos yo, sintiéndome feliz. Sin dejar ni un minuto a nada más que me entretuviera salvo estar contigo.

Tal vez se me quede corta una sola entrada para lo que debería ser en realidad, porque no se enumerar una a una las cosas que hemos pasado, pero a tu lado he disfrutado como un niño al que se lleva a un nuevo parque. Cada segundo contigo me he sentido feliz y, aunque siempre que estoy a tu lado me pasa, no creía que pudiese llegar a ser tanto, tantísimo. Lo genial que me haces sentir, lo tonto que me haces ser y lo mucho que me rio contigo en cualquier situación.
Vienen a mi cabeza los muchos momentos de estos días y se me encoje el pecho porque quiero volver a verte ya, porque desde el instante en que me he separado de ti te he empezado a echar de menos y aunque intentes convencerme de que así nos veremos con más ganas la próxima vez mi subconsciente ya se había acostumbrado a ti hasta el punto en que se me haga raro no estar dentro de poco de nuevo a tu lado, algo parecido a un jet lag.
Me va a costar acostumbrarme de nuevo a no poder verte, a no poder estar contigo. Desacostumbrarme a tus abrazos y tus besos, a hacerte el amor cuando nos viniese en gana. Volver a coger la rutina de pensar en ti, en los viernes y en los segundos aislados que podemos arañarle a la semana para estar juntos, sustitutivos demasiado breves de este fin de semana en el que me he dado cuenta de que te quiero más aun de lo que ya lo hacía.
Desde ya ansío volverte a ver y volverme a reír como ayer, reírme contigo, darte un beso y poner de nuevo “cara de halloween” para ver esa sonrisa que tanto me ha alegrado este fin de semana.

jueves, 25 de octubre de 2012

Entre el martes y el miercoles

Necesito intercalar otro viernes entre semana. Un día más en el que pueda verte y estar contigo. Porque me paso los días deseando que estemos juntos, poder verte y poder despreocuparme de todo lo demás. Solamente disfrutar de ti, de tus besos y de tu cuerpo como solo puedo hacerlo cuando el mundo nos lo permite. Añadir un día más en la larga semana en el que dejemos de mirarnos y desearnos para pasar de una vez a disfrutarnos. Ese día que me debes, colocarlo para ti y para mí, para que las semanas pasen más amenas y para poder quererte a voces, dejando de quererte por unos instantes en silencio, dejando de esconder los besos y el deseo, haciendo aquello que durante días hemos imaginado hacer, dando rienda suelta a nuestras ganas y al placer de estar solos.

martes, 23 de octubre de 2012

¡FELICIDADES PRINCESA!

Me gustaría haberme despertado a tu lado y haberte susurrado al oído felicidades. Darte Un beso y, poco a poco, alegrarte el día, hacerlo lo más hermoso posible.
Bajar tras de ti las escaleras, camino del buzón, viéndote ilusionada y nerviosa en busca de esa carta que te espera. Fingir no mirarte mientras la lees, ya que te da vergüenza que lo haga, pero dándote la espalda imaginaría con claridad cómo mientras lees se iluminan tus ojos marrones y se dibuja una sonrisa en tus labios, esos que justo cuando terminases de leer volvería a besar. Entregarte tu regalo en ese mismo portal y ver como lo abres inquiera por saber que es.
Se perfectamente como reaccionarias y en este mismo instante lo imagino de la misma forma que si estuviese frente a ti, de modo que baja y abre el buzón, y respecto al regalo, puedo entregártelo más tarde con la misma ilusión.

sábado, 20 de octubre de 2012

Viernes

Iba camino de la estación cuando me vibró el móvil. Fue un toque corto. Al mirar vi tu número en la pantalla.
Me apresuraba por ponerme pronto a cubierto en el interior de la estación. Una nube negra se había posado sobre la ciudad y no tardaría mucho en dejarse notar.
Poco a poco los viernes se estaban convirtiendo en mi mejor día de la semana. Pasaba toda la tarde contigo y me encantaba, me sentía genial a tu lado. Aquellas tardes me dejaban un regusto de felicidad pasmoso, pero esta última, en especial, lo había acentuado más. Habría pasado mucho más tiempo contigo disfrutando y haciéndote disfrutar sin tregua. Admirándote en cada abrazo y regocijándome en cada beso.
De camino a casa me limité a escuchar música y esperar que finalizase el trayecto para hablar contigo, pero, durante la espera, me di cuenta que en mi cabeza no dejaba de rondar la  sensación de satisfacción de aquella tarde y, mordiéndome el labio y acentuando mi respiración, cerraba los ojos recordando la imagen de tu cuerpo desnudo y de mis manos y mi lengua recorriéndolos suavemente y sin descanso. 

viernes, 19 de octubre de 2012

Solo quiero verte sonreir

Me gusta sacarte esa sonrisa tan encantadora que tienes, que tus ojos brillantes se achinen y se arruguen tus hoyuelos por mi culpa, por haberte hecho reír. Quiero estar contigo y poder tapar con un beso cada lágrima que se escape recorriendo tu mejilla. Poder abrazarte con todas mis ganas mientras estas de ese modo y, por todos los medios, conseguir que me regales una sonrisa. Porque tú me has regalado tanta alegría que lo mínimo que deseo es devolvértela. Me has provocado tantas sonrisas cuando la situación era la contraria… y eso que mi sonrisa no es, ni mucho menos, tan dulce como la tuya.  Me llenas el día cuando consigo hacerte feliz, cuando consigo hacerte pasar buenos ratos y cuando además, puedo compartirlos contigo. Me llenas los días y me llenas el corazón con tu encanto y tu ternura y consigues que los días transcurran dándome cuenta de lo mucho que te quiero.

martes, 16 de octubre de 2012

Me faltan tardes para repetirlo tanto como deseo

Cierra plácidamente los ojos. Nota cada caricia de mis dedos deslizándose por la piel tu costado, de la palma de mi mano rodeando en espiral tu ombligo. Siente los besos que te voy dando. Cómo mis labios juegan con tu cuerpo trazando líneas en tu espalda y tu cuello, y delicados círculos en tu ombligo. Posándose suavemente sobre tu pecho, mi lengua retozando en tus pezones que se excitan dulcemente mientras juego con ellos en mi boca. Siente cada beso y cada roce de mi piel en la tuya y sonríe por el roce de mi barba, porque pienso repetirlo todo de nuevo. Pienso estar contigo durante más tiempo del que ha podido ser hoy, pienso disfrutarte de nuevo con el ímpetu de tenerte cerca. Viendo cómo te relajas en mis brazos hasta casi dormirte de placer y, finalmente, tumbarme a tu lado a la vez que te abrazo y observo lo dulce que puedes llegar a ser, lo mucho que te adoro.

viernes, 12 de octubre de 2012

La penumbra de un rellano

¿Cómo volver a decirte un año después lo que fue aquel beso? No olvidaré nunca como pasó ni como fue, ni mucho menos como me sentí en el momento en que ocurrió.
Hoy te abrazo mientras con tus palabras me haces recordar lo que sucedió aquel día. Intentas que yo mismo te cuente de nuevo lo que tantas veces te he dicho que sentí. Miro a tus ojos, aquellos que en la oscuridad de aquella noche no pude ver, pero no fue necesario porque te pude sentir como ni tan siquiera en mi imaginación lo había hecho hasta ese preciso instante. Quién me hubiera dicho aquel día que hoy estaría del modo que estoy a tu lado, que envidiaría cada día estar un poco más tiempo contigo. Que dulce fuiste y que dulce fue aquel beso en la penumbra de un rellano. Un beso que tal vez fue la pequeña chispa que me hizo sentir el incendio que hoy siento por ti, el comienzo de que hoy me sienta tan a gusto a tu lado, olvidando prácticamente por completo que ayer… no se qué pasó ayer, solo sé que hoy he vuelto a estar tan cómodo como siempre contigo, tan a gusto y tan pegado a ti, en un día que, en el fondo, siento que es especial.

jueves, 11 de octubre de 2012

Dime dónde tenemos que perdernos

¿Cuándo va a desaparecer la gente?
Me pregunto cuál será el dichoso momento en que nos quedemos al fin solos. Me cambió definitivamente la cara al ver que toda la ilusión que tenía puesta en esa tarde se esfumaba con la mera presencia de una persona, y aún pasando el tiempo contigo, como quería, aquello impidió que estuviéramos de la forma en la que quedábamos dibujados en mi imaginación. Imaginación que se hizo difusa y triste según transcurría el tiempo a tu lado e iba perdiendo poco a poco la esperanza de abrazarte y tumbarnos, de besarte y,  sin miedo ninguno, comerte la boca. Aunque, esto último, no sea tanto deseo como realidad, y el haber sentido por un explosivo instante tu lengua junto a la mía de esa forma merece que hoy me acueste pensando que mañana será otro día, que te quiero más que a nada y que hoy solo ha servido para que ansíe con más ganas quedarnos a solas.

lunes, 8 de octubre de 2012

El sabor de un día que aun dura

Dos días encantado contigo de una forma que no comprendo, con mi mente y mi corazón hechizados por tu dulzura, y una mañana entera pensando en ti, en eso se resumen mis ganas de verte. Ganas de pasar un rato contigo y de dar salida a este rebosante cariño que me queda por tu culpa, por esa felicidad que haces llegar hasta mi cuando me encuentro a tu lado. Me has dejado sumido en un sueño que transcurre despierto desde la última vez que estuvimos juntos y ahora, cada vez que cierro los ojos, no puedo evitar verme tumbado plácidamente contigo. Cada vez que trago saliva me viene el sabor de tus besos, de tus labios, de esos que me muero por volver a besar. Imagino cada instante, conforme de tener ese recuerdo que me has dado y deseoso de que vuelva a suceder lo más pronto posible, anhelante de esa dulzura con que me invades y de esa sensación tan única que siento contigo, anhelante de ti.

domingo, 7 de octubre de 2012

Al final de la multitud (Parte 2)

Los rayos de sol entraban por doquier por la ventana molestándome e interrumpiendo mi sueño. La noche anterior había olvidado cerrar la persiana. Miré el reloj descubriendo con sorpresa que no era tan temprano como esperaba. Retenía en los labios un leve sabor a alcohol de la noche anterior, me encontraba algo mareado. Al encender el ordenador tu no estabas. Recordaba haber hablado por teléfono después de habernos visto, pero sin dejarnos nada claro, prácticamente hablando por inercia debido a lo avanzado de la noche. Esperaba encontrarte allí conectada pronto para poder hablar mejor contigo. Pensé en irme, pero ya era demasiado tarde, posiblemente no llegaría a coger el autobús y, en definitiva, tampoco tenía prisa. Esperé tras el ordenador un largo tiempo, aguardando poder hablarte, hasta que, finalmente, sonó el móvil.
Tras comer nos quedamos solos. Me gusto por fin abrazarte y besarte. Hasta entonces casi había perdido la esperanza de verte hoy, pero, como otras muchas veces, estaba equivocado.
Nunca comprobé que un sofá resultara tan cómodo para dos personas que permanecían tumbadas en él. Estaba realmente a gusto abrazo a ti, allí tirado. Si se podía ser feliz, sin duda alguna, tenía mucho que ver con aquello. Aquella comodidad tan placentera a tu lado después de haberte hecho el amor y con ganas de nuevo de volvértelo a hacer. Hubiera permanecido allí todo el día, todo el fin de semana si hubiera sido necesario. De camino a la estación casi deseaba perder el autobús para poder dar media vuelta y regresar de nuevo a tu lado para abrazarte y para poder terminar aquella tarde contigo, la cual deseaba que se repitiese pronto.

sábado, 6 de octubre de 2012

Al final de la multitud

Me vestí con más ganas que nunca. Elegí con cautela lo que me iba a poner y me miré largo tiempo al espejo hasta quedar completamente convencido. Quería gustarte tanto como sabía que me ibas a gustar tu a mí. Bajé a la calle, Mi exaltación era palpable, tenía ansias por llegar ya y no esperar más tiempo para buscarte entre la multitud. Busqué concienzudamente, di vueltas hasta que, impaciente, decidí llamarte. No estabas allí. ¿Cuánto más tenía que esperar para verte?
El tiempo se alargaba por tu ausencia hasta que pude de nuevo ir en tu busca. No sin inconvenientes recorrí lo más rápido que pude el camino hasta dónde estabas. Al fin había llegado. Crucé la puerta y avancé abriéndome hueco entre un pastillo de gente. Como no podía ser de otra forma, al final de aquel pasillo estabas tu. Vi el reflejo de tu cara entre la gente y se me dibujó una sonrisa difícil de disimular en la cara. Llegué ansioso hasta ti y te saludé menos efusivamente de lo que me hubiera gustado.
Solo podía pensar en el tiempo que llevaba sin verte de ese modo. No me había equivocado al pensar lo mucho que me ibas a gustar. Camisa, pantalón, medias y tacones no hubieran sido suficientes para parar mis ganas de sentirte cerca de no haber sido por la gente que nos rodeaba. El tiempo se me hizo corto y me fui decepcionado por no haber podido prolongar aquel tiempo a tu lado algo más, pero en el fondo había dentro de mí una chispa de felicidad por haber podido ver a aquella chica que me parecía tan hermosa. Aunque mi felicidad habría sido mucho mayor de saber lo que pronto me esperaba.

jueves, 4 de octubre de 2012

Mi sonrisa en las últimas páginas

Ya está terminado. Me había encantado aquella lectura, más que las anteriores. No sabía que libro podría empezar que quedase a la altura de los anteriores, pero daba igual porque en ese momento estaba aún saboreando el regusto que me habían dejado los últimos párrafos.
Gracias por incitarme a hacerlo, por enseñarme a emocionarme, a reír y, en definitiva, a hacer aflorar sentimientos en mi como si de la vida real se tratara. Gracias por invitarme del modo que lo hiciste a experimentar algo así, algo que yo por mi solo no habría hecho y que, sin duda, me perdía. Porque cada vez, desde el primero hasta el último, que pase una página, emocionándome, sobresaltándome, excitándome o alterándome, pensaré en ti. Porque, sobre todo, más que de nadie, es culpa tuya.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Rodeados

A pesar de haber estado contigo algún que otro día y que solo pasan horas desde la última vez, no dejo de echar de menos encontrarme a solas contigo, cómodamente. Tomo poco a poco conciencia de que no abundaran los días en los que ésto ocurra y, por eso, paso las horas deseando que suceda algo que lo permita y poder aprovechar ese instante brindado para estar contigo. Cualquier oportunidad de disfrutar de ti y estar a gusto a tu lado me resulta buena, pero los momentos que tenemos a solas tienen siempre algo especial. Poder liberar el cariño que permanece guardado fuera de esa situación, perder esa tensión provocada por el miedo a que en cualquier momento nos interrumpan y poder quererte como es debido, sin tener que cortarme ante nada.
Hace más de una semana que  mi corazón reclama ese espacio mientras lo echa de menos. Echa de menos fundirse contigo y tener libertad para quererte. 

lunes, 1 de octubre de 2012

Mi mente en otra parte, contigo

Permanecía asomado a mi ventana, perplejo por cómo, de un día a otro, el otoño se había presentado rotundamente ante mis ojos. No muchos días antes las calles eran calurosas y, sin embargo, esta noche, la lluvia caía de forma impetuosa y el frío había hecho acto de presencia. Me perdía dentro de la forma en que las constantes gotas de lluvia llenaban los abundantes charcos dejando el rastro de su caída en forma de ondulaciones en el agua acumulada. Aquello conseguía distraerme de una forma pasmosa mientras tu no estabas para hablar, podría pasar toda la noche allí de pie, simplemente observando. Era más curiosa aún la forma en la que, a pesar de estar distraído, no te apartabas de mi mente. Pienso en ti casi metódicamente, en cualquier circunstancia contigo o, simplemente, en ti. A pesar de hacer poco tiempo que he estado contigo anhelo pasar aún más y deseo estar a tu lado siempre un poco más.