He notado más que nunca el placer contradictorio que supone
no poder escribir por tener demasiado sobre lo que hacerlo, por estar
disfrutando a tu lado, por estar riendo, diciendo tonterías, besándonos,
abrazándonos, haciendo el amor y, al menos yo, sintiéndome feliz. Sin dejar ni un
minuto a nada más que me entretuviera salvo estar contigo.
Tal vez se me quede corta una sola entrada para lo que debería ser en realidad, porque no se enumerar una a una las cosas que hemos pasado, pero a tu lado he disfrutado como un niño al que se lleva a un nuevo parque. Cada segundo contigo me he sentido feliz y, aunque siempre que estoy a tu lado me pasa, no creía que pudiese llegar a ser tanto, tantísimo. Lo genial que me haces sentir, lo tonto que me haces ser y lo mucho que me rio contigo en cualquier situación.
Vienen a mi cabeza los muchos momentos de estos días y se me
encoje el pecho porque quiero volver a verte ya, porque desde el instante en
que me he separado de ti te he empezado a echar de menos y aunque intentes
convencerme de que así nos veremos con más ganas la próxima vez mi
subconsciente ya se había acostumbrado a ti hasta el punto en que se me haga
raro no estar dentro de poco de nuevo a tu lado, algo parecido a un jet lag.
Me va a costar acostumbrarme de nuevo a no poder verte, a no
poder estar contigo. Desacostumbrarme a tus abrazos y tus besos, a hacerte el
amor cuando nos viniese en gana. Volver a coger la rutina de pensar en ti, en
los viernes y en los segundos aislados que podemos arañarle a la semana para
estar juntos, sustitutivos demasiado breves de este fin de semana en el que me
he dado cuenta de que te quiero más aun de lo que ya lo hacía.
Desde ya ansío volverte a ver y volverme a reír como ayer, reírme
contigo, darte un beso y poner de nuevo “cara de halloween” para ver esa
sonrisa que tanto me ha alegrado este fin de semana.
0 comentarios:
Publicar un comentario