sábado, 28 de abril de 2012

Caricias

El sonido de la lluvia me había sacado del sueño. El suave deslizar del agua por los canalones hasta llegar a la calle. El sonido de cada gota al posarse en el frío suelo. Las gotas se paseaban por mi cristal. Un gorrión se sacude posado en un cable del tendido eléctrico, disponiéndose de nuevo a iniciar su vuelo. La gente huye de las gotas de lluvia corriendo y refugiándose en los portales. Unos niños saltan en los charcos mientras su madre les regaña apresurada para no mojarse más. Entre tanto yo permanezco de pie frente a la ventana, con la mirada perdida en el fondo de la calle, aun perdido en el sueño que acababa de tener, recordando mis manos escurriéndose en tu silueta por ultima vez. Las yemas de mis dedos sentían el calor de cada palmo de tu piel. Recorrían ese camino que va desde tu cuello a tu pecho y desde tu pecho a tus piernas abrazadas a mi. Lentamente, sin prisa alguna, regocijándome en cada curva, rodeando cada lunar, comenzando con un roce lento que si llegaba a alejar un milímetro mas de tu cuerpo dejaría de tocarte. Poco a poco te sentía cada vez mas cerca, acelerando lentamente el caminar de mis dedos según pasaba el tiempo que avanzaban por tu piel terminando por aferrarse con fuerza casi como si fueran la misma. Aprendía tu cuerpo con las manos para poder recordarlo con anhelo un día como hoy, en el que las gotas de lluvia se pierden al otro lado de la ventana, proyectándose hasta el cielo, junto con mi mirada, junto con todos mis recuerdos.

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