miércoles, 25 de abril de 2012

Despedida de sus besos

A penas era medio día. Lo intuía por el ajetreo en el exterior. Oía las ruedas de los coches arañar el asfalto, unos tras otros y el revuelo de gente pasando. Llevaba toda la mañana sin salir de la habitación, pensando que aquellos muros me protegerían de lo que fuera me esperaba. Pero no era así, seguía pensando en ti y no podía ocultar mis ansias de volver a verte, mis ganas de pasar un momento mas contigo y que me devolvieras mis sonrisas perdidas como solo tu sabes hacerlo. Las lágrimas aún caían en mi camiseta cuando me pediste que fuera a tu casa. Me faltó el tiempo. Corrí a la calle. Me lancé escaleras abajo. Mi corazón acelerado por ti no podía esperar el ritmo pausado del ascensor. La calle estaba llena de gente pero no había nadie en mi mirada, tan solo caminaba cegado hacia un destino que ansiaba. Jamás se me hizo tan largo el camino a tu casa. Jamás corrí tanto y tardé tanto tiempo en recorrerlo, pero al fin estaba allí. Necesitaba que me abrazases, necesitaba apoyarme en tu hombro y saber que al menos así siempre estarías. Mi cara quería dibujar una mueca de felicidad por volverla a ver, pero mis ojos delataban la tristeza de mi corazón. A nadie se le hubiera escapado este hecho, y mucho menos a ella. Cada segundo que pasaba abrazado a ella se me hacia mas difícil sufrir el roce de su piel y sentir cerca de mí sus labios. Necesitaba, al menos, despedirme de sus besos. Decirles adiós. Como añoraba su aliento, el dulzor de sus labios húmedos que  tocaban los míos. Como me gustó volver abesarlos y como me dolía a su vez el pecho de saber que sería la última vez. Fueron los besos mas dulces y mas amargos que había dado nunca, pero los mejores que creo que jamás daré.

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