sábado, 10 de noviembre de 2012

Cuando corro para alejarme


Y una vez sentado me pregunté de qué servía tanta carrera, por qué esas prisas por llegar si lo que realmente quería era no moverme de tu lado. Salí corriendo de tu casa sin apenas saborear el último beso que te di. Me apresuraba bajo la lluvia con la maleta a cuestas para no perder un autobús que, pensándolo bien, lo único que hace es arrancarme de tu lado. Mirando desde la ventanilla la lluvia pensaba en las ganas de seguir a tu lado, de, sin preocupación alguna, pasar horas y horas contigo, sin correr, sin mirar el reloj, solo mirándote constantemente a ti, tu cuerpo, tu cara, tu pelo… lo mucho que me doy cuenta que me gustas, me atraes y, por decirlo de algún modo, me enciendes. Pensaba en una fecha concreta en la que  mejorar ese fin de semana que ya echaba de nuevo de menos.

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