Un puño apretó mi corazón
al salir por tu puerta, habiendo esperado mas, habiendo querido mas, pero en el
fondo siendo incapaz de hacerlo yo mismo, inmóvil por orgullo y por tristeza,
con la mirada vacía y las ganas de estar contigo acumuladas en un saco que hoy rebosa. En el que esta noche posiblemente no quepan más ganas y, desbordado, eche de menos
el tiempo que desaproveché a solas contigo, lo mucho que me gustaría haber podido sentirme
cercano a ti, pensando igual, sintiendo lo que tu como otras veces sí habíamos hecho,
dichoso de tus palabras, de estar contigo, de haberte conocido. Queriéndote, queriéndote
y simple y solamente queriéndote.
viernes, 30 de noviembre de 2012
La lejanía estando tan cerca
Pasó la tarde completa, con desánimo, sin cercanía. Estar a
tu lado y, sin embargo, estar distantes. La televisión se oía por encima de
nuestros besos, de nuestras palabras, sólo por debajo de mis pensamientos, tan
perdidos como nuestra cercanía hoy. Era inimaginable todo lo que en mi interior
sufría sabiendo que, en el fondo, echaría en falta unos instantes como aquellos, un
momento como el que hoy teníamos presente. Me entristece pensar que, aun siendo
así, nada más cruzar la puerta ya te comencé a echar de menos. Desde entonces
he pasado cada segundo anhelando estar a solas contigo, simplemente sonriendo y
disfrutando de tu sonrisa como mis pensamientos no me habían dejado hacerlo, simplemente
permaneciendo a tu lado mirando lo asombrosa que me pareces.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario