viernes, 16 de noviembre de 2012

Cuestión de segundos

Te di un beso, fue entonces cuando sonó el chirrido de las bisagras de la puerta del ascensor. Corrimos a la habitación y cerramos la puerta tras nosotros. Tenía el pulso acelerado, me decías que temblabas, me asaltaba una risa nerviosa casi incontrolable mientras esperaba jadeante tras la puerta, no sabía si por la presurosa huida o los instantes que la habían precedido.
Al poco tiempo se oyó como las pisadas que nos habían sorprendido se alejaban hasta perderse tras el ruido de una puerta. Todo volvía a encontrarse tranquilo y, poco a poco, recuperamos la calma y la intimidad. Pudimos ser descubiertos, fue cuestión de segundos, de suerte, pero ahora que ya ha pasado no puedo evitar sonreír recordándolo, no puedo evitar reconocer que, en el fondo, me gusta esa emoción, me gusta ese secreto, ese riesgo que me encanta correr. Aunque en ocasiones desee que todo fuera más fácil, la realidad es que cada segundo es especial, que nada que merezca la pena es fácil y no conozco nada que la merezca mas que tu, que las historias no son buenas si no se te acelera el corazón, y ayer el mío estuvo a punto de salir disparado.

0 comentarios:

Publicar un comentario