domingo, 11 de noviembre de 2012

Miedos y contrastes


Parece mentira el contraste que encuentro entre los viernes y los días posteriores. Cómo los primeros pueden ser el mejor de los sueños mientras que el siguiente, sin embargo, puede convertirse en el más crudo de los despertares. Volver a la realidad a bofetadas, ser consciente de golpe de lo mucho que puede interponerse entre los dos. Lo que más me importa y más miedo me da de todo no es sino la posibilidad de que cualquiera de esos baches me puedan alejar de ti, de no poder estar contigo, de tener que estar separados, de que con todo lo que me ha costado y lo mucho que me gusta estar a tu lado algo nos separe. No quiero que nada me impida disfrutar de lo que tanto tiempo me ha llevado conocer, de esa persona que solo se conoce una vez. No quiero, porque deseo quererte como te quiero y poder estar contigo más tiempo aun, porque a tu lado todo se torna diferente, todo se disfraza, todo lo que me rodea se olvida y es el único momento en el que soy realmente feliz. No quiero perderte porque te necesito, porque quiero hacer realidad todo lo que he soñado y todo lo que me queda por soñar. 
Sólo puedo pasar estos tragos queriéndote cada día que pasa con toda la fuerza posible, disfrutando a tu lado siempre que pueda, dándome cuenta antes de perderlo de lo mucho que recibo de ti, de todo lo que me aportas y apreciarlo como se puede apreciar la mayor de las riquezas. No concibo perderte, no concibo perder esa felicidad que me das. Se me humedecen los ojos solo de pensarlo y, como siempre, solo tú eres capaz de secármelos, ¿cómo puedo así no quererte?

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