jueves, 10 de mayo de 2012

Excusa

Los días fríos y lluviosos habían quedado atrás como se pasa de un fotograma a otro. El calor bochornoso y pegajoso inundaba ahora todo. Caía la tarde cuando llegué a mi casa agotado. Abrí la puerta y me recibió exultante una agradable corriente de aire frío, dejándome llevar por ella me adentré en el salón y me dejé caer en el sofá, una vez allí, me percaté de algo, tenía que llamarla para decirle que al despedirme de ella me habia llevado algo sin darme cuenta. Al salir por aquella puerta con prisa y a la vez recelo no me pude fijar, pero ahora, ya tranquilo lo noté, había quedado atrapado en mi ropa el olor de tu piel. Era dulce y atrapaba todo el aire de mi alrededor, apoderándose de mis sentidos. Las imagenes de los abrazos y las caricias que impregnaron tu perfume en mi volaban una tras otra por mi mente, y con ellas el resto de momentos de aquella tarde contigo. Me temblaba la boca por el recuerdo de tus besos, la ternura de tus labios se había quedado grabada en los míos. Llevaba tu sabor en la boca, tu olor en mi ropa y una sonrisa en la cara provocada por la sensación de ti que aún rondaba por mi cuerpo. No podía quedarme con todas ellas, tenía que ir a devolvértelas. Era la mejor excusa para volverte a ver.

0 comentarios:

Publicar un comentario