sábado, 5 de mayo de 2012

Loco

La lluvia se cernía sobre la ciudad. La oscuridad de la noche se hacía mas intensa debido a las espesas nubes que cubrían el cielo. Solo la débil luz de las farolas daba tono a las sombras de aquella noche. Recorría apresurado esquina tras esquina. Escondiéndome bajo las terrazas y los salientes fui evitando las cascadas de agua que se desprendían de los tejados y los canalones. Calle tras calle cruzaba la ciudad esquivando la lluvia, saltando los charcos y buscando la claridad de unas luces que reflejaban la intensidad de un diluvio que no cesaba. El agua chorreaba por mi pelo y calaba mi ropa. Notaba como comenzaba a humedecerse mi cuerpo cuando al cruzar la esquina pude vislumbrar la fachada de su casa. Un zócalo de piedra cobriza cubría toda la parte inferior de la casa. El resto se dejaba vestir de un tono marfil que contrastaba a la perfección con la oscuridad de aquella noche. Unos soportes de madera oscura sostenían un canalón que rebosaba dejando escapar hilos de agua hasta la acera. Bajé mi vista a su ventana y fue entonces cuando pude ver su rostro clavado en mi. Corrió la cortina y abrió la ventana. Sus ojos marrones atravesaban mi cuerpo, su mirada era profunda y tenía un brillo semejante al de la primera gota de rocío cuando es atravesada por el sol. Había ido hasta allí solo para ver esa mirada y poder escuchar su voz. Esa voz que al verme solo supo dejar escapar un suspiro y dos palabras: "Estás loco"

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