miércoles, 1 de mayo de 2013
Lista de reproducción
domingo, 28 de abril de 2013
La inexistente perfección.
Producto de la mente fue la perfección para la que intenté ser perfecto. Y ahí quedan los dos entes, el imaginario y el intento. El primero murió en un sueño, el segundo desapareció al despertar. Ni uno ni otro creo que vuelvan. No volverán el corazón y la entrega de antes, tampoco la imaginación. Adiós a ambos, fuisteis la perfección durante un tiempo.
sábado, 13 de abril de 2013
1503 noches, más o menos, más bien menos.
1503 noches, o al menos eso me han parecido, aunque oficialmente no sean ni la décima parte. Una película de acción para curar el bajón, el mal rato sin tener un por qué, o si... Cada día, cada noche pasan de la misma forma, igual, un sinsentido constante sin pies ni cabeza, sin principio ni fin, sin significado alguno que hace que no puedas evitar planteante el mundo al menos una vez al mes, y eso es lo que hago. En un vórtice donde los amores van pasando sin fama ni sentimento. Cada día diferente, todos los días igual. Vacío y nulo. No hay palabras, no hay abrazos, no hay sentimientos que llenen un saco roto y deshilachado. La vida sin ellos es un poco menos vida, un poco bastante.
Cada día gusta menos que el anterior, vale menos que el anterior. Si todo lo que me rodea desapareciese me sentiría igual de vacío y nulo. Nada vale nada. Lo que merecia la pena me ha enseñado lo prescindible que soy, lo prescindibles que somos en cualquier lugar. No hay destino ni final visible, día tras día así, día tras día haciendo de muñequito de pruebas del mundo, de mero figurantes del lugar donde hace tiempo dejé de ser protagonista, o al menos secundario.
Algo, aunque no mucho, cura el decirlo, en este caso escribirlo. Algo cura el desahogarse, y ya que no hay hombro ni oídos que quieran oír a un pesado a cambio de nada, lo hago aquí, donde alguien que no conozca lo leerá y tal vez se sienta identificado, o al menos, al igual que con el jazz, hará que se sienta un poco más como yo o, quien sabe, tal vez afortunado de reconocer lo que tiene. Aquí dejo caer la hoja, en el vacío, en mi interior.
martes, 26 de febrero de 2013
PUNTO Y FINAL
No hay mejor sensación que despertarse un día y ver que el viento ha pasado las hojas del libro que te acontecía. Ya poco te importa nada de la historia que se ha contado y de lo que ha pasado, ahora es otro el que tiene la granada en su mano, que se preocupe él. Ya disfruta lo bueno, que aguante también lo malo. La libertad es lo mejor que se puede tener, lo mejor de lo que se puede disfrutar. No sería justo infravalorarla cuando la tenemos, no sería justo que nos la volviesen a intentar quitar. Ya la perdí injustamente antes, ya dejé de disfrutarla por entregarme completamente. Ahora que lo sufran otros, ahora que se esclavicen otros. Mis hojas ya han pasado, mi libro ha avanzado situándose en un capitulo indiferente. Donde había escrito un puntos suspensivos ahora hay un punto y final. Hasta aquí llegó, aquí termina. Leer atrás y valorar lo que estuvo escrito, lo que tuvo tu nombre, lo que se disfrutó y aguantó, lo bueno y lo olvidado, lo malo. No volverá a repetirse la historia, esta es la última hoja del viejo libro que no se volverá a abrir, quizá lo escriban de nuevo y me alegraré, y ojalá sea así, pero este ha terminado un año después. Bastante ha durado... PUNTO Y FINAL.
domingo, 24 de febrero de 2013
Palabras ya escritas
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: " La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
Pablo Neruda
viernes, 22 de febrero de 2013
Gritos mudos
miércoles, 20 de febrero de 2013
Colisión
Todo cambia, las cosas son así. Sólo es necesario influir, no siempre conscientemente. El mundo siempre ha estado condenado al cambio, irrumpamos en él o no. Cada día se pierden y se encuentran amistades, desaparecen sentimientos, muere o nace cariño.
Podemos intentar amortiguar los golpes, hacer más leves los daños, hacer los cambios menos bruscos. Separar unos metros el muro contra el que estamos condenados a colisionar, aunque a veces sin saberlo lo acercamos o nos empujamos a él, pero, al fin y al cabo, estamos condenados a la colisión.
Irremediablemente, aunque luchemos contra ello, todo cambia. Las personas evolucionamos, nuestra mentalidad se transforma, no siempre correctamente, pero lo hace. El dolor es la mejor mecha para prender esos cambios, aunque no la más indicada, no la.mejor decisión, pero una vez prendida es difícil de apagar, difícil de cortar, y sólo el tiempo puede hacer más leve el daño.
Estamos condenados a cambiar, a evolucionar, sino fuera así el mundo no sería hoy como es, nuestras vidas serían diferentes.
lunes, 18 de febrero de 2013
Próximo destino
viernes, 15 de febrero de 2013
Cambios bruscos, soles desconocidos
jueves, 14 de febrero de 2013
14 de cualquier mes
-¿Por que me dices eso si no lo piensas? A ver ¿que he hecho yo por ti? ¿que he hecho para ser tu cielo?
¿que desde antes de conocerte ya te echaba de menos?
¿que cada vez que me despierto es por que se que hay alguien como tu ahí?
¿que cada vez que te recuerdo se me dibuja una sonrisa en la cara?
¿te parece poco motivo para que seas mi cielo o quieres alguno mas?
Quizá me quedara corto, o quizá entonces no sabía realmente cuan verdad era aquello que te decía. No puede ser menos que un cielo la persona que por un tiempo ha sido el significado de todo y que consiguió enseñarme lo que era ser feliz. Un día si otro también era el sueño mientras dormía y la ilusión cuando estaba despierto. Quizá pasen los días, pero los sentimientos, por mucho que me empeñe, por mucho que intente engañarme y enmascararlos, no han pasado tan rápido. Seguiría si pudiera haciendo de cada día un día especial, seguiría poniendo una rosa en tu puerta, una carta bajo la alfombra o un regalo en el balcón. Hoy, aunque no deje de ser un día más hecho de menos un beso, echo de menos sorprender a esa persona que sigue ocupando mi mente cada día. Hoy, día de los enamorados o no, yo lo sigo estando de ti, y tendrá que pasar aún mucho mas tiempo para que algo que era tan fuerte se pase, para que deje de pensar que no habría mejor regalo hoy que tu.
lunes, 11 de febrero de 2013
Desconocidos
viernes, 8 de febrero de 2013
Lápiz y papel
No era consciente de como a veces escribir puede poner los sentimientos a flor de piel, tanto o más que leer. Quizá antes nunca me había dejado llevar de ese modo por el hecho de saber que cualquier persona podría leer lo que hacía. Quizá esto sólo haya pasado al escribir de nuevo para mí, como hacía al principio. Cómo sin apenas notarlo pueden excitarte, cómo puedes remover recuerdos sin notarlo, sin quererlo, cómo si te dejas llevar puedes adentrarte en un mar de palabras del que sólo terminas siendo consciente al releer, al observar que las palabras se han ido haciendo cada vez más profundas en un texto que poco a poco se ha ido transformando en un grito, una voz que sale desde dentro de uno mismo hacia el exterior. La voz de un interior aprisionado y encerrado que al fin ha podido encontrar un modo de hacerse oír, un modo de desahogar toda esa marea contenida. Ves cómo en la ansiedad del momento ha quedado revelado lo que estaba oculto incluso para uno mismo, cómo se libera la realidad y los verdaderos sentimientos sin censura alguna, cómo descubres que realmente hay algunas cosas que nos ocultamos a nosotros mismos por agradar a los demás, cuando realmente es a nosotros mismos a quien debemos agradarnos. Una hoja de papel que se transforma en el confidente que no tengo, en el lugar de desahogo, en esa persona que te comprende, te oye y a la que no tienes por qué agradar.
jueves, 7 de febrero de 2013
Aprender y desaprender
martes, 5 de febrero de 2013
Enredado
domingo, 3 de febrero de 2013
Y, al final, explotar
viernes, 1 de febrero de 2013
Un día menos
No hace mucho había un día a la semana que esperaba con ansia. Deseaba que llegase el viernes, fuera una buena o una mala semana. Sabía que ese día siempre reia, siempre disfrutaba, sabia que por imposible que lo considerase se me olvidaba todo. Como el mejor antibiótico me curaba de lo que huriera pasado.
Ahora las cosas son diferentes. No hay sonrisa, no hay nada que disfrutar, ni mucho menos medicina que cure herida alguna, al contrario. Ha quedado un día triste, un día empañado, un día más, aunque mejor dicho, un día menos, porque para nada suma en mi vida. Los recuerdos me nublan y cuando no son ellos es la sensación de soledad. La sensación de que ha pasado una semana más, que el día anterior salí para disfrutar y, semana tras semana eso no ocurre, no lo hago. Busco inutilmente una sonrisa en alguna parte que me haga sentir mejor, pero eso no existe, tras la barra del bar sólo queda el final de otro día en el que no soy capaz de avanzar, en el que ni puedo ni quiero encontrar a alguien que me haga cambiar de parecer. Viernes tras viernes veo que una semana más no ha existido persona alguna que me haya hecho sonreír, que me haya parecido especial, que haya conseguido que el viernes tome otro significado que no sea el de pensar que los días no merecen la pena en este lugar. Quizá en la cama esté mejor que en ninguna otra parte.