miércoles, 1 de mayo de 2013

Lista de reproducción

Hay días que sin sentido enlazas canciones y, al final, llegas a donde no querías.

No podía oír esa canción sin recordar los días pasados. No podía escucharla e ignorar su mente y sus recuerdos. Daría mucho por abrazar con todas sus fuerzas a la persona a quien le evocaba, por sacar de nuevo todo el cariño que existió y dejarlo escapar, liberarlo. Pero no podía abrir esa jaula, no podía dejarlo salir y arriesgarse a pasar de nuevo por ese lago en el que casi quedó ahogado. Tenía miedo a quitarse el traje de arrogancia y ser débil de nuevo, volver a caer. Tenía miedo a que sentir le superase. 
No quería pasar de nuevo por un túnel sin luz por eso no podía abrazar, por eso no reía igual. Nadie sabía lo largos que fueron los días ni las cosas que pasaron por su cabeza. 
La echaba de menos, posiblemente la quería aún en el fondo de su corazón, pero recordaba nitidamente las lágrimas de los primeros días en que apenas había empezado a conocerla, recordaba los malos ratos más que los buenos y, ante todo, recordaba el final. Quería abrazar de nuevo, pero no quería pagar el precio que le había costado antes, no quería odiar los días como lo había hecho.

domingo, 28 de abril de 2013

La inexistente perfección.

Veo imposible que exista una persona como la que yo imaginé que eras tu, porque ni ahora ni antes ese símbolo existía. Dudo mucho que nadie iguale el papel que cumplías en mi cabeza ya que ahora, con los ojos abiertos, se ve todo mucho más borroso. Las luces nunca ciegan y la oscuridad nunca es plena.
Producto de la mente fue la perfección para la que intenté ser perfecto. Y ahí quedan los dos entes, el imaginario y el intento. El primero murió en un sueño, el segundo desapareció al despertar. Ni uno ni otro creo que vuelvan. No volverán el corazón y la entrega de antes, tampoco la imaginación. Adiós a ambos, fuisteis la perfección durante un tiempo.

sábado, 13 de abril de 2013

1503 noches, más o menos, más bien menos.

1503 noches, o al menos eso me han parecido, aunque oficialmente no sean ni la décima parte. Una película de acción para curar el bajón, el mal rato sin tener un por qué, o si... Cada día, cada noche pasan de la misma forma, igual, un sinsentido constante sin pies ni cabeza, sin principio ni fin, sin significado alguno que hace que no puedas evitar planteante el mundo al menos una vez al mes, y eso es lo que hago. En un vórtice donde los amores van pasando sin fama ni sentimento. Cada día diferente, todos los días igual. Vacío y nulo. No hay palabras, no hay abrazos, no hay sentimientos que llenen un saco roto y deshilachado. La vida sin ellos es un poco menos vida, un poco bastante.
Cada día gusta menos que el anterior, vale menos que el anterior. Si todo lo que me rodea desapareciese me sentiría igual de vacío y nulo. Nada vale nada. Lo que merecia la pena me ha enseñado lo prescindible que soy, lo prescindibles que somos en cualquier lugar. No hay destino ni final visible, día tras día así, día tras día haciendo de muñequito de pruebas del mundo, de mero figurantes del lugar donde hace tiempo dejé de ser protagonista, o al menos secundario.
Algo, aunque no mucho, cura el decirlo, en este caso escribirlo. Algo cura el desahogarse, y ya que no hay hombro ni oídos que quieran oír a un pesado a cambio de nada, lo hago aquí, donde alguien que no conozca lo leerá y tal vez se sienta identificado, o al menos, al igual que con el jazz, hará que se sienta un poco más como yo o, quien sabe, tal vez afortunado de reconocer lo que tiene. Aquí dejo caer la hoja, en el vacío, en mi interior.

martes, 26 de febrero de 2013

POST DATA

No mezcléis amistad y amor. Si sale bien será genial, pero sino podéis perder las dos cosas. 

PUNTO Y FINAL

"Tan sólo seremos libres cuando no haya más que perder."

No hay mejor sensación que despertarse un día y ver que el viento ha pasado las hojas del libro que te acontecía. Ya poco te importa nada de la historia que se ha contado y de lo que ha pasado, ahora es otro el que tiene la granada en su mano, que se preocupe él. Ya disfruta lo bueno, que aguante también lo malo. La libertad es lo mejor que se puede tener, lo mejor de lo que se puede disfrutar. No sería justo infravalorarla cuando la tenemos, no sería justo que nos la volviesen a intentar quitar. Ya la perdí injustamente antes, ya dejé de disfrutarla por entregarme completamente. Ahora que lo sufran otros, ahora que se esclavicen otros. Mis hojas ya han pasado, mi libro ha avanzado situándose en un capitulo indiferente. Donde había escrito un puntos suspensivos ahora hay un punto y final. Hasta aquí llegó, aquí termina. Leer atrás y valorar lo que estuvo escrito, lo que tuvo tu nombre, lo que se disfrutó y aguantó, lo bueno y lo olvidado, lo malo. No volverá a repetirse la historia, esta es la última hoja del viejo libro que no se volverá a abrir, quizá lo escriban de nuevo y me alegraré, y ojalá sea así, pero este ha terminado un año después. Bastante ha durado... PUNTO Y FINAL.

domingo, 24 de febrero de 2013

Palabras ya escritas

A veces no es necesario pensar, no es necesario escribir. A veces otros ya lo han hecho y pueden hablar por ti.
 Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
 Escribir, por ejemplo: " La noche está estrellada,
 y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
 El viento de la noche gira en el cielo y canta.
 Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
 La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
 Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
 Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
 Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
 Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
 Y el verso cae al alma como pasto el rocío.
 Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
 La noche está estrellada y ella no está conmigo.
 Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
 Mi alma no se contenta con haberla perdido.
 Como para acercarla mi mirada la busca.
 Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
 La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
 Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
 Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
 Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
 De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
 Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
 Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
 Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
 Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
 mi alma no se contenta con haberla perdido.
 Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
 y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
 Pablo Neruda

viernes, 22 de febrero de 2013

Gritos mudos

Hay momentos en la vida en que se necesita más que nunca a una persona solo para abrazarla y para recibir un beso de ella. Alguien que escuche lo que te sucede, alguien que sea capaz de consolarnos y hacernos sentir que podemos contar con su cariño. Es importante sentir a esa persona cerca en los mejores y peores momentos. Hoy necesito sentir el abrazo fuerte de una persona y no lo tengo. Necesito alguien que mirándome a los ojos me diga que me quiere, alguien que me haga sentir especial, que me haga comprender el sentido de todo lo que me ha ocurrido y que con un simple abrazo cure mi corazón.
Cuando realmente importa no hay nadie. Cuando realmente es necesario, nadie tiene el consuelo que se necesita. Es mucha gente la que puede decirte que está y estará ahí, pero ninguno tiene ese abrazo que se necesita, ninguno ese cariño. 
Hoy necesito más que nunca ponerle el posesivo mi a princesa y que ésta me abrace fuerte.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Colisión

Todo cambia, las cosas son así. Sólo es necesario influir, no siempre conscientemente. El mundo siempre ha estado condenado al cambio, irrumpamos en él o no. Cada día se pierden y se encuentran amistades, desaparecen sentimientos, muere o nace cariño.
Podemos intentar amortiguar los golpes, hacer más leves los daños, hacer los cambios menos bruscos. Separar unos metros el muro contra el que estamos condenados a colisionar, aunque a veces sin saberlo lo acercamos o nos empujamos a él, pero, al fin y al cabo, estamos condenados a la colisión.
Irremediablemente, aunque luchemos contra ello, todo cambia. Las personas evolucionamos, nuestra mentalidad se transforma, no siempre correctamente, pero lo hace. El dolor es la mejor mecha para prender esos cambios, aunque no la más indicada, no la.mejor decisión, pero una vez prendida es difícil de apagar, difícil de cortar, y sólo el tiempo puede hacer más leve el daño.
Estamos condenados a cambiar, a evolucionar, sino fuera así el mundo no sería hoy como es, nuestras vidas serían diferentes.

lunes, 18 de febrero de 2013

Próximo destino

Una fina lluvia humedecía el asfalto. No encontraba su maleta en el interior del maletero del autobús. Entonces se cruzó ella, simpática, agradable y, sobretodo guapa.
-Lo siento, creo que hemos confundido las maletas. -dijo tímidamente una chica de pelo moreno, piel oscura  y cara fina.
Sus miradas se cruzaron momentáneamente. Ambos sonrieron bobaliconamente y acto seguido intercambiaron el equipaje. 
-Ya decía yo que mi maleta no llevaba un lazo rosa. -dijo él en un intento para quitar peso al asunto y a la vez parecer gracioso.
-Sí, no te pega mucho.
Ambos se separaron esbozando una sonrisa. Al intentar salir por la puerta de la estación volvieron a tropezar el uno con el otro. Él, prestando su mejor sonrisa, la invitó a salir primero caballerosamente. Durante todo el camino fueron el uno al lado del otro, esperando el semáforo, andando por la calle... 
Es bastante guapa, pensaba él mientras la observaba por el rabillo del ojo. Además, su voz era dulce, su sonrisa preciosa y le había parecido muy simpática.

Perdona, me has parecido una chica tremendamente atractiva. Tu sonrisa cuando hemos cruzado las palabras me ha vuelto loco. Desde que hemos salido de la estación no hemos hecho nada más que coincidir, y desde ese preciso instante no he podido dejar de mirarte, no he dejado de pensar en que podría decirte. Desde el primer momento en que has hablado se han acelerado las pulsaciones. Y ahora que te hablo siento que se me va a disparar el corazón. Me encantaría conocerte, me encantaría verte de nuevo,¿me darías tu número?¿me dejarías llamarte?

De repente salió de ese pensamiento en que se había sumergido. Miró hacia atrás buscándola, dispuesto a hablarle, dispuesto a contarle lo que pensaba, pero no estaba, había desaparecido. Debió haber girado en la anterior esquina, mientras estaba despistado. Todo seguía normal de nuevo, todo seguía su curso. Repentinamente oyó una voz por delante de él. Una chica parada en la acera le estaba hablando. 
-Parece que fuéramos al mismo sitio -se escuchó entre una risita- ¿Cómo habías dicho que te llamabas?
Era ella, estaba allí. Su corazón se aceleró de nuevo. Su mundo se paró. Y, decidido, se acercó a ella.

viernes, 15 de febrero de 2013

Cambios bruscos, soles desconocidos

Subes la persiana y descubres un sol inmenso entrando por la ventana. Quizá había estado ahí antes, quizá es que llevaba tiempo sin asomarme a buscarlo. No deja de ser un día cualquiera, un día como el resto, pero  con una diferencia la persona que menos esperabas te ha hecho sonreír y te ha devuelto la sonrisa. Ese sabor que deja acostarse feliz, ese que continúa cuando te despiertan con un buenos días, con una frase especial. Ese sabor que tenía olvidado. Pequeñas cosas, pequeños detalles, pero a veces son los que nos empujan mejor de lo que pudiera hacerlo cualquier otra cosa. Había olvidado que las cosas pueden cambiar de un día a otro, sin apreciarlo, sin darte cuenta, no sólo para mal, sino también para bien, no sólo se pierden personas, sino que también se encuentran. Sin saberlo, cualquier día puede ser especial, cualquier día puede entrar el sol por la ventana si hay una sonrisa que te anima a subir la persiana. Una sonrisa que creías irrepetible, que tenias olvidada.

jueves, 14 de febrero de 2013

14 de cualquier mes

-Eres mi cielo

-¿Por que me dices eso si no lo piensas? A ver ¿que he hecho yo por ti? ¿que he hecho para ser tu cielo?

-¿Que quieres que te diga?
¿que desde antes de conocerte ya te echaba de menos?
¿que cada vez que me despierto es por que se que hay alguien como tu ahí?
¿que cada vez que te recuerdo se me dibuja una sonrisa en la cara?
¿te parece poco motivo para que seas mi cielo o quieres alguno mas?

Quizá me quedara corto, o quizá entonces no sabía realmente cuan verdad era aquello que te decía. No puede ser menos que un cielo la persona que por un tiempo ha sido el significado de todo y que consiguió enseñarme lo que era ser feliz. Un día si otro también era el sueño mientras dormía y la ilusión cuando estaba despierto. Quizá pasen los días, pero los sentimientos, por mucho que me empeñe, por mucho que intente engañarme y enmascararlos, no han pasado tan rápido. Seguiría si pudiera haciendo de cada día un día especial, seguiría poniendo una rosa en tu puerta, una carta bajo la alfombra o un regalo en el balcón. Hoy, aunque no deje de ser un día más hecho de menos un beso, echo de menos sorprender a esa persona que sigue ocupando mi mente cada día. Hoy, día de los enamorados o no, yo lo sigo estando de ti, y tendrá que pasar aún mucho mas tiempo para que algo que era tan fuerte se pase, para que deje de pensar que no habría mejor regalo hoy que tu.

lunes, 11 de febrero de 2013

Desconocidos

Está claro, las situaciones, como las personas, cambian. A veces influenciadas las unas por las otras. Nada pasa desapercibido para nosotros y eso nos hace volvernos diferentes, nos hace cambiar progresivamente casi sin darnos cuenta. Al final lo que no queríamos sustituir nos ha cambiado a nosotros, ha cambiado, en parte, nuestra forma de ser, nuestra forma de reaccionar. Al final el tiempo ha conseguido lo que no queríamos que pasase, nos ha transformado, nos ha hecho diferentes. Ha cambiado las palabras por silencios, la confianza por inseguridad y el cariño por indiferencia. Ha transformado a los amigos en desconocidos. Al final se ha salido con la suya.
A veces involuntariamente cambiamos, dejamos de comportarnos del mismo modo con las mismas personas, tanto para bien como para mal. Por defensa propia o por el entorno reaccionamos de una forma distinta, de un modo diferente, algo que en el tiempo nos termina haciendo desconocidos.

viernes, 8 de febrero de 2013

Lápiz y papel



No era consciente de como a veces escribir puede poner los sentimientos a flor de piel, tanto o más que leer. Quizá antes nunca me había dejado llevar de ese modo por el hecho de saber que cualquier persona podría leer lo que hacía. Quizá esto sólo haya pasado al escribir de nuevo para mí, como hacía al principio. Cómo sin apenas notarlo pueden excitarte, cómo puedes remover recuerdos sin notarlo, sin quererlo, cómo si te dejas llevar puedes adentrarte en un mar de palabras del que sólo terminas siendo consciente al releer, al observar que las palabras se han ido haciendo cada vez más profundas en un texto que poco a poco se ha ido transformando en un grito, una voz que sale desde dentro de uno mismo hacia el exterior. La voz de un interior aprisionado y encerrado que al fin ha podido encontrar un modo de hacerse oír, un modo de desahogar toda esa marea contenida. Ves cómo en la ansiedad del momento ha quedado revelado lo que estaba oculto incluso para uno mismo, cómo se libera la realidad y los verdaderos sentimientos sin censura alguna, cómo descubres que realmente hay algunas cosas que nos ocultamos a nosotros mismos por agradar a los demás, cuando realmente es a nosotros mismos a quien debemos agradarnos. Una hoja de papel que se transforma en el confidente que no tengo, en el lugar de desahogo, en esa persona que te comprende, te oye y a la que no tienes por qué agradar. 

jueves, 7 de febrero de 2013

Aprender y desaprender

Tal vez me quede mucho por aprender. Tal vez no sepa todo lo que deba saber sobre amor, pero no soy, ni mucho menos, el chico inocente que era hace no tanto tiempo, no soy tan ingenuo como pudiera haberlo sido antes con ciertas cosas, no soy tan entregado, ni tan confiado con respecto a las personas. Aprendo rápido, quizá demasiado, más aún cuando los golpes son fuertes, cuando te has dado cuenta que no siempre las palabras significan lo que realmente dicen, cuando descubres que la felicidad puede irse mañana mismo dejándote con la duda de si volverá a aparecer en tu vida. Las lecciones se dan una tras otra sin demasiado descanso, eso es seguro, eso es así. A veces, esas lecciones, se toman demasiado en serio y tal vez sea necesario desaprender, sea necesario obviarlas y que decida la vida si te las vuelve a repetir. Desaprender a no confiar, no entregarse, no darlo todo, no desear querer por si duele... tal vez así sea más fácil aprender lo más importante, algo que aún no sé, aprender a ser feliz de nuevo.

martes, 5 de febrero de 2013

Enredado

En sus ojos se pierden los míos. El destello que los hace relucir al cruzarse las miradas me anuda la garganta y me encoge el corazón. Décimas de segundo después se dibuja una sonrisa perfecta en sus labios, se hinchan dulcemente sus mejillas y, por un instante, mi vista deja de distraerse en sus ojos para hacerlo en su boca.
Cada vez más cerca de ella, más cerca de su piel. Sintiendo el contorno de su cintura mientras mi mano se desliza por ella y a la vez, poco a poco, la recorre. Su pelo rubio, arrastrado por el aire con mimo, se enreda y se encrespa en mi barba a la par que sus ojos claros no dejan de decirme cosas, no dejan de brillar.
Podría pasar la eternidad así, con esa sensación, con ese aprecio, con esa luz, con ese encanto que enamora y ese cariño que desborda su mirada. Con ese sueño.

domingo, 3 de febrero de 2013

Y, al final, explotar

Los nervios a flor de piel, las sensaciones rebosantes y los sentimientos encerrados tras una puerta que poco a poco cede a unas embestidas continuas y potentes. Cada paso en contra parece malo, parece ser molesto. El mundo gira en una dirección distinta a la que esperamos, a la que buscamos, a la que habíamos pensado, e intentamos cambiarlo. Intentamos empujarlo pretendiendo arrasar con todo lo que se interpone, con todo lo que nos molesta. Pretendemos llevarnos por delante todo lo que tal vez seria más fácil dejar pasar, ignorar. Cada palabra puede clavarse en la mente y el corazón de una persona, por insignificante que sea. Todo depende del estado de ánimo en el que se encuentre, de cómo sean sus sentimientos y de cuán fina sea la capa que los cubre, independientemente de lo dura que sea esa coraza que a veces solo sirve para retener, para evitar que los sentimientos salgan y no para impedir que entren, y cuando esto pasa es posible que, como en una olla a presión demasiado llena, sean tantos que la coraza explote, que reviente, algo que tal vez sea más necesario de lo que parece, algo que tal vez me deje descansar.

viernes, 1 de febrero de 2013

Un día menos

No hace mucho había un día a la semana que esperaba con ansia. Deseaba que llegase el viernes, fuera una buena o una mala semana. Sabía que ese día siempre reia, siempre disfrutaba, sabia que por imposible que lo considerase se me olvidaba todo. Como el mejor antibiótico me curaba de lo que huriera pasado.
Ahora las cosas son diferentes. No hay sonrisa, no hay nada que disfrutar, ni mucho menos medicina que cure herida alguna, al contrario. Ha quedado un día triste, un día empañado, un día más, aunque mejor dicho, un día menos, porque para nada suma en mi vida. Los recuerdos me nublan y cuando no son ellos es la sensación de soledad. La sensación de que ha pasado una semana más, que el día anterior salí para disfrutar y, semana tras semana eso no ocurre, no lo hago. Busco inutilmente una sonrisa en alguna parte que me haga sentir mejor, pero eso no existe, tras la barra del bar sólo queda el final de otro día en el que no soy capaz de avanzar, en el que ni puedo ni quiero encontrar a alguien que me haga cambiar de parecer. Viernes tras viernes veo que una semana más no ha existido persona alguna que me haya hecho sonreír, que me haya parecido especial, que haya conseguido que el viernes tome otro significado que no sea el de pensar que los días no merecen la pena en este lugar. Quizá en la cama esté mejor que en ninguna otra parte.

lunes, 28 de enero de 2013

Cuando flaquean las fuerzas

Y entonces un día, mientras observas pensando el techo de encima de tu cama, te das cuenta. No tienes fuerzas, son pocas las que te quedan. No existe un buenos días que realmente lo signifique. Las ganas de continuar, de hacer nada y las razones para hacerlo son casi nulas, sigues por inercia, por no dejar todo a medias, porque alguien te ha enseñado que quizá es lo correcto, lo normal. Pero te encuentras en un punto al que nunca habías pensado llegar. En un lugar que te resulta indiferente, sin nada que te empuje, sin nada a favor. Te despiertas sin más fuerzas que las de seguir tirado en la cama. No existe nada, pero tampoco las ganas de encontrarlo, solo las ganas de huir. Trabajas día a día para un futuro que no te gusta, ha desaparecido el entusiasmo por querer ser el mejor para alguien y las ganas de poder comenzar una amistad que pueda llegar a nada, de poner el empeño en conocer a alguien, pasar los días con conversaciones largas y con las que disfrutar, pero no existen las ganas de hablar, no existen las fuerzas ni las razones suficientes y tampoco la persona que consiga avivarlas. El chico gracioso, simpático, original, ingenioso y especial que podría ser para alguien simplemente se esfuma y desaparece, vencido por la vida, con el único pretexto de ir a dormir, de que termine un insulso día más en el que el resto del mundo avanza. No tengo ganas de agradar a nadie, ni tan siquiera a mí mismo, no merece la pena porque sirve de poco, lo único que termina viniendo de frente son los golpes y llega un momento en el que te cansas de esquivarlos, en el que decides que tal vez lo mejor sea escapar de ellos a un lugar donde tal vez no lleguen, donde no vuelvan a dolerte, pero no tengo valor para huir.
Llega un momento en el que sin haber llegado a disfrutar realmente de nada estas cansado de todo.

sábado, 26 de enero de 2013

Se pueden confundir sueño y realidad

Ayer volví a soñar. Era nítido y real como pocos, de esos que una vez despierto consiguen mantenerte aún sumergido en ellos, inhibiendo nuestra capacidad de diferenciar lo veraz de lo falso hasta que, finalmente, la realidad nos devuelve la cordura.
Sentía el aroma dulce de su cuello, la suavidad de su piel, el cosquilleo de su aliento al hablarme. Sentía hechizarme de ella, sentía reales nuestros susurros, sentía las ganas irrevocables de rozar su piel con mis labios y como con placer me correspondía cada uno de los besos que le daba, con el mismo ímpetu, con la misma pasión. Los escalofríos recorrían mi cuerpo a la par que sus labios mis mejillas y mi cuello. Sentía su cuerpo pegado al mío, sentía el calor de su abrazo, sentía como yo se lo devolvía con cariño y veía como su sonrisa provocaba la mía, como sus ojos mirándome hacían que brillasen los míos. 
Al despertar me di cuenta que no había nadie conmigo, que no desayunaría a su lado, tenía la ingenua sensación de que me habían arrebatado lo que no había tenido. No conocía aquellos ojos que en sueños se me habían clavado, no había visto nunca aquel dulce rostro. Había sido todo un sueño, un sueño que me hizo confundir la realidad, que me hizo sentir especial, que me hace pensar si esos ojos existirán en algún lugar. Quiero encontrarlos, necesito encontrarlos.

jueves, 24 de enero de 2013

Placeres

Un café con espuma, bien hecho, con paciencia y la cantidad justa de azúcar. Tomarlo a media tarde, sentado en el sofá con una luz tenue entrando por la cristalera de la terraza y una de tus series favoritas en el televisor.
Una copa de Bombay Shappire con Nordic después de cenar, relajándose en el sillón justo antes de salir, de fondo Speed of sound de Coldplay. Agitar la copa lentamente y sorbo a sorbo disfrutarla y saborearla.
Salir de la ducha tras un día agotador y tumbarse en la cama mirando al techo, con el pelo aún algo húmedo, colocar los brazos bajo la nuca y respirar profundamente.
Pequeñas cosas que merecen la pena, pequeños detalles hay que disfrutar, como estos otros muchos, diferentes en cada persona. ¿Que sería la vida sin ellos?  

miércoles, 23 de enero de 2013

La estima por lo que se tuvo

Echo de menos cerrar los ojos y ver siempre a la misma persona. Echo de menos cuadrar cada segundo de mi tiempo para, finalmente, dejar todo y pasarlo junto a ella. Echo de menos querer pasar el tiempo libre al lado de alguien. Echo de menos los días que sentía especiales por el mero hecho de verla. Echo de menos girar la cabeza y encontrar una sonrisa que me despide o un beso que me sorprende. Echo de menos que cualquier cosa termine recordándomela siempre. Echo de menos planear estupideces en mi cabeza, mil historias perfectas y mil locuras que seguro alguna vez sería capaz cumplir. Echo de menos la forma en la que todo cobraba un sentido diferente, en la que todo giraba en torno a alguien. Echo de menos desear a una persona con solo mirarla. Echo de menos querer dar todo por alguien. Echo de menos añorar un lugar más que otro por saber que hay algo que te acerca más a él, que te hace más afín a estar allí, en definitiva, un lugar al que querer volver. Echo de menos amar.

viernes, 18 de enero de 2013

Noches que no acaban

Es, sin duda, en las noches tediosas como esta cuando más se acentúa la soledad. Sin nadie con quien pasarlas, sin nadie de quien despedirse con un beso a altas horas de la noche tras haberse divertido a su lado, sin poder dormir. Sin nada que hacer, divagas en una especie de zapping frente a la pantalla del ordenador, aburrido, callado, solo, escuchando los murmullos estruendosos de la gente que en la calle se agolpa para disfrutar de un día de fiesta. No recuerdo noches anteriores así, no recuerdo haberme sentido de este modo nunca. Una película, las páginas de un libro, con algo de suerte, son el mejor plan de hoy, de mañana y posiblemente de muchos más días, eso siempre y cuando ninguna de las dos toque un tema que no quiero ver, que me haga pensar más de lo que debo en las cosas que no deseo, porque de ser así los abandono cruelmente a su suerte hasta volverme a ver con las fuerzas suficientes para enfrentarme a ellos, al menos hasta la próxima noche aburrida.

jueves, 17 de enero de 2013

De príncipes azules

Cuantas veces habré oído eso de “¿Quién no quiere una historia así?” o “Los hombres así no existen”. La persona correcta se moriría por darlos esa historia, se moriría por haceros sentir como una princesa, se desviviría en cada segundo con la persona a la que quiere. Lo sé porque yo lo haría. Pasaría cada segundo haciéndola sentir la princesa que es para mí, haciéndola reír e intentando hacerla  sentir la persona más feliz del mundo. El problema es que no es conmigo con quien se puede cumplir esa historia. Lo difícil es coincidir en las dos frases, ser quien está dispuesto a dar todo por esa historia y a la vez ser el “hombre así” de la imaginación de alguien. El problema es que no existe el príncipe para una princesa, pero tampoco la princesa para un chico del monton. El problema es que no se puede porque, como oigo decir, esas cosas solo pasan en las películas, esas coincidencias solo se dan en las películas.

martes, 15 de enero de 2013

Y voló no demasiado lejos

Cogió la llave y la introdujo lentamente en la cerradura, sabía que si dejaba la puerta abierta terminaría huyendo. Así lo hizo, desconfiado pasó días indeciso mirando aquella puerta abierta sin nada que le detuviese, pero finalmente, temeroso, se acercó a ella y escapó volando buscando regresar a casa. Así salió aquel corazón de aquella pequeña jaula, no le hubiera molestado lo más mínimo permanecer allí siempre, pero le dejaron ir. Mientras huía se paraba a descansar y miraba atrás con anhelo aquella que había sido su jaula, aquella que había sido su casa, dejando caer alguna lagrima por los recuerdos allí vividos, añorante y melancólico. Demasiado fácil había sido escapar. Cada día aquel corazón vuelve a aquella casa, a aquel lugar, y apoyado en la ventana observa tras el cristal la que fue su jaula, aquella a la que no volverá, y mientras tanto piensa, si alguien será capaz de volver a enjaularlo, se pregunta cuánto tiempo pasará hasta que capturen de nuevo a este estúpido corazón.

sábado, 12 de enero de 2013

Caminando a solas

Y al despertar sentirte solo. Sentirte vacío, sin nada, hundido hasta lo más hondo. Sentir que una fría almohada es lo único puedes abrazar en tu cama cada noche. Sentir que el tiempo pasa y que sigues estando solo, sigues sin sentir una verdadera emoción. Que los años se alargan sin razón y tu corazón sigue sin ser descubierto. Ves pasar el tiempo y a las personas, andando en parejas, y mientras tanto tu, como en un mal sueño, caminas solo, envidiándoles. Cuando te empeñas en echar de menos lo que no has tenido. Cuando lo único que te alienta es una dulce voz en el viento que se empeña en convencerte de que eres especial, de que habrá alguien más ahí, de que lo habrá para ti, pero aun así, nadie es capaz de convertir esos miedos en aire.

miércoles, 9 de enero de 2013

Flechazo (Parte 2)

"Ella giró la cabeza y entonces se topó con su mirada, bobalicón volvió presuroso la vista, intentando disimular lo evidente. ¿Se habría dado cuenta?, se preguntaba. No pudo evitar mirar de nuevo y allí estaba ella, mirándole a él fijamente con sus brillantes ojos marrones, regalándole la sonrisa más dulce que hubiera visto jamás.
El semáforo se puso en verde, ahora no tenía prisa ninguna, podría haber permanecido allí siempre, pero ella se marchaba por delante de él. Leo clamaba al cielo porque girase en su misma dirección, por seguir mirando un poco más a aquella chica, a aquellos shorts vaqueros ajustados, medias tupidas y cazadora negra que se ceñía perfectamente a su cintura, por mirar un poco más su pelo y su bonita cara.
Ella giró en dirección opuesta. Leo maldijo su suerte, sabía que tal vez no volvería a verla jamás, que esa historia terminaría allí, en su mente. Se preguntaba qué pensaría ella, qué pasaría si hubiese sentido ese mismo chispazo. Sentía la necesidad incontrolable de preguntarle su nombre, de decirle que en ese instante a su lado su corazón había latido como hacía tiempo que no lo hacía, de pedirle que fuera con él a tomar algo, de conocerse, pero pensaría que estaba loco.
Dejando la vista atrás siguió su camino hasta perderse en la siguiente esquina, rumbo a casa, víctima de lo que supuso que sería un flechazo."

martes, 8 de enero de 2013

Flechazo (Parte 1)

"2… 1… El semáforo se puso en rojo, que oportuno se dijo Leo. Acababa de salir de la facultad tras toda una mañana de clases. Tenía los dedos entumecidos del frío, aquella mañana el conserje de la universidad había olvidado activar la calefacción, quería llegar a casa cuanto antes para entrar en calor. Miraba impaciente de un lado al otro de la calle, buscando una pausa entre los presurosos coches para poder cruzar e irse cuanto antes. Fue en aquel instante cuando Leo la vio a lo lejos, caminaba lenta pero impetuosamente por la misma acera en la que él se encontraba, se apartaba el pelo de la cara dulcemente con una mano mientras con la otra abrazaba una carpeta. Se desvaneció rápidamente el deseo de que el semáforo se pusiera verde, era curioso, ahora quería que se retrasase lo más posible, que le diera tiempo a ver de cerca a aquella belleza de pelo castaño que se aproximaba sinuosa.
Según se acercaba le asaltaban las dudas, Leo no veía demasiado bien de lejos, a pesar de llevar lentillas eran muchas las ocasiones en las que entornaba los ojos, en aquel momento pensó que quizá fuera hora de acudir de nuevo al oculista. Tal vez  la visión de aquella chica fuese un espejismo y, al acercarse, resultase ser peor de lo que él esperaba, tal vez aquella espera no compensase el frío que le recorría el cuerpo… Se equivocaba, de manera que se acercaba aquella chica iba pareciéndole más y más bella, no podía dejar de mirarla hasta el momento en que se situó a su lado."

domingo, 6 de enero de 2013

Mi sueño de hoy

Coge tus cosas y salgamos ahí fuera. Veamos hoy lo que nos espera, quema la noche conmigo, acompáñame a olvidarme de todo. Sube alto junto a mi y miremos la ciudad desde las nubes como hace tiempo que no lo hago, como hace meses que no la veo, sintiendo tocar el cielo en un silencio ensordecedor. Poner fin a las horas muertas, al tiempo que pasa vacío e insulso empeñado en ser mi único compañero, el que busco evitar esta noche pasándola a tu lado.  Bailemos pegados con la música de fondo, con cuidado de no pisarnos por las estrecheces de este pequeño salón y, una vez exhaustos, caigamos rendidos sobre el sofá, con la última copa en la mano y la ilusión de repetirlo de nuevo, de que cada segundo juntos sea igual. Se mi sueño de hoy.

sábado, 5 de enero de 2013

Un asesinato mas

En la esquina de la calle Jazmín con Bécquer lo apuñalaron por sorpresa. Anduvo pesaroso hasta casa sin sentir apenas un leve pinchazo, inconsciente de lo que había sucedido. Le propinaron una herida de muerte, pero el aún no lo sabía.
 No hay un lugar ni un momento en el que muera el amor, pero si hay un lugar donde se le mata, donde es asesinado. Muere sin quererlo, sufriendo cada noche por la herida que se le ha ido haciendo y que en muchas ocasiones se sigue repitiendo sin apenas notarlo. Ese golpe certero que consiguió herirlo de muerte. Así es como muere el amor, nunca de viejo, porque así no puedo hacerlo, nunca en una cama por la noche sin notarlo ni sufrir. El amor muere sufriendo, lentamente, poco a poco, como una llama que sin oxígeno se consume e intenta inútilmente respirar en una oscuridad cada vez más tenue, cada vez más triste, en plena soledad. 

jueves, 3 de enero de 2013

No hay un mejor momento

Hacer las cosas en el momento en que las pensamos, ese es el momento idóneo. Quizá sea loco, quizá sea excesivo, pero ¿por qué guardarlas para luego?
No volveré a dejar una idea para más tarde, a dejar algo para otro momento porque piense que, en un futuro, podrá ser mejor, cuando se que, tal vez, ese momento nunca llegue. No volveré a planear las cosas tan conscientemente, simplemente lo haré o no, porque he aprendido que quizá no haya un mañana mejor para hacerlo, que quizá ese día perfecto sea hoy. Si no es de ese modo esas ideas se terminan transformando en sueños que poco a poco desaparecen, que sabes que no se cumplirán, y es que no hay mejor momento que hoy, no hay mejor oportunidad que esa en la que te apetezca hacerlo, no hay mejor instante que el que se vive segundo a segundo.

martes, 1 de enero de 2013

Año nuevo


Un año más, un año menos.
He vivido más historias que contar y más momentos que recordar que muchas personas en toda una vida. He podido querer con todo el corazón y perderlo. He sufrido, pero he disfrutado. Se va un año que hoy veo triste, pero no es realmente así si hecho la vista atrás, si rememoro todos y cada uno de los momentos que me ha ido dejando. Momentos que espero que este año sean mejorados, historias que vuelvan a ser escritas de una manera mejor y que, todas y cada una de ellas, lleven el amor, el cariño y el sentimiento que han llevado sus predecesoras. Se lleva consigo una parte enorme de mí, un recuerdo que no borraré nunca y los mejores instantes de mi vida, pero me deja dos amigas que no voy olvidar jamás, una de ellas demasiado especial. Este año se lleva a mi protagonista y se lleva una parte de mi corazón, pero espero que el nuevo traiga alegrías suficientes como para poderlo olvidar.