sábado, 30 de junio de 2012

Allí

Quería cogerla y darle un beso en aquel preciso lugar, y estoy seguro de que ella sabía por qué. No quería despedirme solo besándola  en la entrada, y aunque aquello fuese una tontería, a mí me gustaba. De alguna forma aquello hacía que me fuese de allí algo más contento. A pesar de tener que despedirme de ella sin tener demasiado claro en qué momento volvería a verla. Aunque verla sonreír siempre me hacía pensar que no sería dentro de mucho. Me fui calle adelante, volviendo la vista atrás cada tres pasos para fijarla en su balcón hasta tener que girar definitivamente la esquina. Supongo que deseaba verla allí y volver a decirle adiós, volver a ver su cara de nuevo y lanzarle otro beso. Supongo que nunca me parecen suficientes besos para despedirme y que nunca me parece haber estado el suficiente tiempo contigo. 

jueves, 28 de junio de 2012

Despiertas mi deseo

No sé cómo lo consigues, pero solo hablando contigo haces que se me pongan los pelos de punta y la carne de gallina. Provocas que ansíe estar a tu lado, que desee hacerte el amor. Consigues que deje volar mi imaginación hacia cualquier parte, escurriéndonos abrazados en una piscina o tumbándote sobre tu cama plantándome sobre ti. Haces que desee como nunca tener cerca tu cuerpo, besarlo y acariciarlo. Que desee desnudarte, desabrochar cada botón de tu ropa mientras siento tu respiración en mis labios, que te arrebatarte el resto con los dientes y después pasear mis labios por cada centímetro de tu cuerpo mientras deslizo suavemente mis dedos por cada atisbo de tu piel. Logras excitarme con esas pocas palabras despertando mi deseo por ti, el deseo de plantarme a tu lado y que todo lo que imagino deje ser una ilusión para transformarse en una realidad.



miércoles, 27 de junio de 2012

Síndrome de Estocolmo


Te debería haber raptado en ese mismo instante en el que me besabas. Haberte agarrado por la cintura y acercarte a mí para besarte impetuosamente y después cogerte de la muñeca y  haberte llevado conmigo hasta  mi coche, aparcado no muy lejos de aquel portal que cada día me gustaba más. Haberte vuelto a besar allí dentro antes de arrancar camino a un lugar lo suficientemente alejado de la gente que nos pudiera ver, pero lo suficientemente cerca para  besarte de nuevo sin esperar demasiado. Una vez allí, despreocupados, volver a probar con excitación tus labios y revolcar tu lengua con la mía con todas las ganas que me abordaban en ese momento. Recorrer tu cuello con besos y hacerte el amor allí mismo en aquellos asientos. Y que finalmente, cuando te separases de mí, ansiases que te volviese a raptar.

martes, 26 de junio de 2012

Faltaron muchos


Me fui con muchísimas ganas de ti, un solo beso antes de separarnos no era suficiente, me faltaban muchos más que darte, deseaba pasar mucho más tiempo contigo y poder abrazarte sin estar pendiente de nada más que de sentir el tacto y el olor de tu piel. Me había sabido a poco aquel tiempo contigo, pero las horas no querían esperarnos. No me importaba donde, me lo pasaba genial contigo. Lo repetiría mil veces, pero es que… estoy siempre tan a gusto a tu lado que no quiero nunca separarme de ti, y mucho menos si el tiempo que hemos pasado ha sido tan corto. No quería despedirme de ti, pero al menos pude darte un beso y saciar levemente el deseo de abrazarte, aunque seguía hubiese deseado muchas cosas más, y tal vez hoy no, pero la próxima vez nos perderemos juntos en un lugar donde podamos estar a solas y poder así abrazarnos, besarnos y querernos todo lo que no lo habíamos podido hacer hoy.

domingo, 24 de junio de 2012

Mimos

Normalmente me encantaba  inundarte en elogios, pero aquella tarde me recorrían aun mas las ganas de hacerlo. Tu reacción a cada una de mis adulaciones provocaba dentro de mi pecho una sensación agradable. Una sensación que no hacía sino acrecentar mis ganas de devolverte toda tu ternura con mimos.  Según avanzaba la tarde y hablaba contigo mi afán por verte aumentaba y cada palabra que te decía era solo un sustitutivo de las caricias, abrazos y besos que te hubiera dado de haberte tenido delante.  En aquel momento solo tenía ganas de cubrirte con todo el cariño que te tenía de la forma que pudiera ser, pero las palabras no me bastaban para apaciguar el anhelo de verte y estar a tu lado, el cual se incrementaban con cada día que transcurría sin que pudiera disfrutar de tu compañía.

sábado, 23 de junio de 2012

Tarareando

Poco tiempo después de irte comenzó a repetirse una melodía en mi mente. Estuve tarareando aquella canción hasta el momento de irme a la cama. Al principio no recordaba bien de que era, pero mi obsesión hizo que no me llevase demasiado tiempo recordarlo. Esa canción formaba parte de la escena de una película. Sabía que aquellos acordes me recordaban a ti y quería decírtelo en aquel instante de la forma bonita que se merecía. No quería decírtelo simplemente al día siguiente, quería asegurarme tu sonrisa, al igual que aquello había provocado la mía. Aquella escena era perfecta para ti, tan dulce y tierna, idónea para que supieras que pensaba en ti. Sonreía al imaginarte viendo aquel video por la mañana. Esperaba que te gustase descubrirlo tanto como a mí me había gustado acordarme de él en aquel instante. Una vez terminado, volví a la cama, y con una sonrisa en la boca, busqué conciliar el sueño tarareando esa melodía, arropado por el recuerdo de ti que ella me dejaba. UP

viernes, 22 de junio de 2012

Ilusionarte


Aunque no creo que haga falta decirlo otra vez, quiero que siempre sepas que lo hago todo por ti, por ilusionarte y hacerte sonreír. Sean tonterías o no van siempre con todo el cariño del mundo y siempre con la mejor intención, y, a veces, me siento mal al saber que tu no las terminas de ver así, que no llegan a ser lo que yo espero que sean, pero, aunque parezca que en ocasiones me enfado, no puedo hacerlo contigo. Solo tomo un segundo para recuperar las ganas de nuevo, decirte una tontería otra vez y seguir siendo igual contigo, queriendo de nuevo ilusionarte. Y, aunque a veces consigas que mi intención decaiga levemente, es tu dulzura la que me vuelve a animar haciendo que nunca se me pase por la cabeza dejar de hacer eso que me gusta tanto, que no es sino seguir intentando siempre hacerte sonreír.

jueves, 21 de junio de 2012

Pasaba por aquí


No había parado en toda la tarde,  de un sitio a otro sin tiempo de descansar, hacía un día caluroso digno del verano de no ser por las nubes dispersas que en ocasiones amenazaban tormenta, pero eran tan tímidas como siempre y aquel día no llegaron a mostrarse. La casualidad hizo que aquella tarde pasara muy cerca de tu casa, y no podía irme de allí solo diciéndote que había pasado. Tenía, al menos, pasar por la puerta de tu casa, aunque para ello me tuviese que desviar de mi camino, aun sabiendo que podría no verte, pero tenía que hacerlo. Una vez allí no pude evitar llamarte desde la esquina de tu calle para decirte lo cerca que estaba de ti. Por un instante llegué a pensar que me iría de allí sin verte. Fue entonces cuando te vi asomada tras la puerta e inevitablemente tuve que sonreír. Había sido poco tiempo el que pasamos hablando pero en aquel momento lo aprecié como pocas veces, y tan solo eché de menos poder abrazarte y besarte como lo habría hecho en otro lugar.

Al llegar a casa me di cuenta que el único momento que descansé en todo el día fue aquel en el que estuve contigo y que de no ser por ese momento habría sido una tarde desquiciante, pero el haberte visto unos instantes sonreír, haberte abrazado y haber oído tu voz decir “conociéndote, no sé cómo no lo sabía” me alegró la tarde. Había sido el mejor momento de todo mi día y, como no podía haber sido de otra forma, había sido contigo.

miércoles, 20 de junio de 2012

Cambio abrazos por sonrisa


Con lo bien que me lo había pasado aquella tarde contigo... No podía irme sin más sabiendo que te dejaba así.Quería intentar animarte aunque no sirviese para mucho, pero me sabía tan mal no poder hacer nada para que estuvieras mejor. No solo quiero estar contigo cuando rías y podamos pasarlo bien, también quiero ayudarte, quiero que sepas que me preocupo por ti y que cuando estás mal no me importa estar contigo para intentar alegrarte. Buscar algunas palabras que te devuelvan levemente la sonrisa o, simplemente abrazarte. Y es que cada vez que te veo así me entristezco yo también. No te mereces estar de ese modo siendo como eres y si un abrazo mío te pudiese ayudar te daría todos los que tuviera hasta volver a verte sonreír, te devolvería toda la alegría que tu me das cuando estoy a tu lado, y aquella tarde, desde que te vi esperándome llegar, me habías dado alegría suficiente como para abrazarte sin separarme de ti todas las horas que le restaban al día. Sonríe y no estés triste, pero hagas lo que hagas yo siempre querré estar contigo. 

domingo, 17 de junio de 2012

Deslumbrante

Cada vez que te veia se me aceleraba el corazón. Me encantaba apreciar la silueta que dejaba tu cara en el aire, mirar tus labios, perderme en tus ojos y repetirte constantemente que eras preciosa, pero en un instante me demostraste que no te lo había dicho lo suficiente. Aquella foto... te había dicho muchas veces lo guapa que eras o lo guapa que estabas, pero en aquel momento me dejaste encantado. Tal vez fue el deseo de verte, lo inesperado de aquella foto, el tiempo sin estar contigo o que estabas realmente preciosa, pero de alguna forma me dejaste sin las palabras necesarias para poder decirte lo que sentía en ese preciso instante. Me dejaste, una vez mas, mudo. La sonrisa se dibujó en mi rostro y añoré poder verte esa noche, cruzarme por la calle con aquella chica deslumbrante y pararme frente a ella para decirle lo realmente hermosa que estaba. Me hubiera encantado mirar de cerca aquellas pupilas que brillaban intensamente tras su sombra de ojos, haber gastado el carmín de sus labios a base de besos. Tras tantas veces haberte dicho lo guapa que eras aquellas palabras se me habían quedado demasiado pequeñas, necesitaba algo más para expresarte lo que había sentido al verte. Necesitaba escribirte algo como esto.

sábado, 16 de junio de 2012

Sin fecha

Desde el momento en el que me separé de ti quise saber cuándo volvería a verte, para así, aún echándote de menos en cada instante, solo con saber cuándo te volvería a ver hacía que sobrellevase aquel tiempo con más alegría y con otras ganas. Afronté aquellos días sabiendo que cada segundo que pasaba era un segundo que descontaba al tiempo que faltaba hasta volver a verte. Era feliz poniendo fecha a mi próximo abrazo y mi próximo beso, pero nada es seguro nunca hasta que ocurre. Como todo castillo de arena construido mucho antes del verano aquella esperanza se derrumbaría. A mitad de mi cuenta atrás para poder estar contigo descubrimos que aquel día pactado no podría ser el que volviésemos a vernos y, de ese modo, todo el apoyo que fijaba día tras día en tenerte cerca quedó reducido a un amasijo de escombros dentro de mi pensamiento. Parte de mi alegría, sobre todo en aquel día en el que mis sentimientos flotaban sobre barcos de papel en llamas, se apoyaba sobre la idea de que quedaba menos tiempo para volver a verte, y aquella noticia no hacía sino terminar de quemar aquellos barcos. Ahora no tenía un día fijo en el que dejar de echarte de menos, un día al que taladrar en el calendario con mi  mirada y en el que pensar mientras dormía. Ahora solo me quedaban las cosas que me apenaban y hasta entonces había eludido y, junto con ellas, unas ganas aún mayores de volver verte y abrazarte sin dejar que te separases de mí.

viernes, 15 de junio de 2012

Cualquier pequeña cosa.


Salí a pasear aquella tarde para despejarme. Recorrí el centro, las tiendas y los parques. Sucedió casi llegando a mi casa. Los niños jugaban en la plaza, cómo no, al fútbol. Fue entonces cuando uno de ellos estornudó y corrió a su madre pidiendo un pañuelo, y yo, que caminaba atento no pude evitar reír. Era tan común últimamente que una mínima cosa me recordara a ti. Si no fuera suficiente lo que ya de por sí me acordaba, ahora había muchas mas cosas que conseguían que cada día revoloteasen por mi mente escenas que, sin quererlo, me hacían revivir aquellas situaciones que pasé contigo. Y es que, incluso el tiempo más breve a tu lado me ha hecho sonreír, y ahora, con cada pequeña cosa que me hace recordar ese tiempo contigo no puedo evitar volver a reír. No solo consigues que me ría estando junto a ti, sino que también has logrado una sonrisa mía sin ni siquiera saberlo. Y ahora, después de haber reído por tu culpa solo deseo contarte lo que me ha ocurrido y que me sirva para hacerte sonreír, que te haga sentir lo mismo que yo he sentido mientras andaba por la calle y un niño pequeño me ha hecho pensar en ti.

jueves, 14 de junio de 2012

Da igual lo que pase


Quiero saber cuál es el truco para sentarse sin que nos influya lo que nos rodea. Cómo tener la suficiente sangre fría  para seguir cada día sin pensar que lo que hagas hoy puede no servir de nada mañana, de qué modo puedes continuar con todo sin tener nada en tu vida seguro, sin saber si se tendrá la oportunidad de repetir esos momentos inolvidables. Tal vez  no se necesite nada más que un apoyo, algún abrazo y saber que hay alguien a tu lado. Tal vez sea eso lo que se necesite  para poder sentarse de nuevo y continuar con más ganas, sabiendo que jamás se nos regalará nada si no se lucha y se está dispuesto a todo por tener lo que se desea  y, de ese modo, seguir soñando con un día más contigo.

martes, 12 de junio de 2012

Solo quedan pendientes

Aquella mañana, mientras caminaba hacia mi casa, todo me parecía mucho mas bonito. El sol era deslumbrante, el aire fresco y los colores de las calles me parecían mucho mas intensos de lo que lo eran habitualmente. Sonreía bobamente mientras caminaba. Tal vez no habíamos desayunado juntos ni habíamos compartido toda la mañana, pero despertar pudiendo reír contigo, pudiendo abrazarte y pudiendo besarte en cualquier momento fue mas que suficiente para hacer aquel momento perfecto. Ver esa sonrisa al despertar superaba con creces cualquiera de las que hubiera podido soñar desde que te conocí. A lo largo de la mañana me di cuenta de todas las cosas que hicimos y de lo bien que estuvimos, pero también me di cuenta de todas las que habrían hecho aquel momento aún mejor, todas aquellas que me faltaron por decirte y que habrían hecho aquel instante mas perfecto. No olvidaba lo que habíamos pasado, al igual que tampoco lo que nos faltó por pasar, y lejos de arrepentirme de no haberlas podido hacer solo soñaba con despertar otra vez a tu lado y usar aquellas cosas para poder verte sonreír mas aún de lo que ya te había visto hoy.

lunes, 11 de junio de 2012

A tu lado

Me acomodaba junto a ti rebulléndome como podía en el espacio que me dejabas, pero poco importaba aquello, porque a tu lado no era necesario demasiado para poder estar a gusto. Apoyaba mi cabeza junto a la tuya en aquella almohada y miraba fijamente tus ojos, alumbrados por una tenue luz cuya procedencia no acertaba descubrir. Me encantaba sentir tu respiración tan cerca y poder aproximarme de cuando en cuando a tu mejilla para besarla suavemente. Quería acariciarte durante aquella noche hasta que se nos cerrasen los ojos y, al llegar la mañana, no querer abrirlos por si todo lo ocurrido había sido soñado. Pero la poca claridad que la persiana permitía entrar y las ganas de desayunar tus besos aquella mañana conseguían que finalmente me atreviera a abrirlos para poder descubrirte de nuevo a mi lado y, con una sonrisa, convencerme de que todo aquello no era soñado.
P.D: Se me olvidó decirte "Buenos días princesa".


domingo, 10 de junio de 2012

Infantes

Hay situaciones que no pasan por la cabeza de una persona hasta el momento que suceden. Situaciones tan irreales y estúpidas que llegas a tomar como imposibles. Imposibles porque si todo el mundo pensase en ellas, tan solo, dos segundos no ocurrirían, pero, al parecer, pararse a pensar es algo que muchas personas de las que en ocasiones nos rodean eluden de su diccionario, sacando a la luz la insensatez que pueden ocultar a simple vista. Esas situaciones que podrían sacan de quicio a cualquier persona con dos dedos de frente y un grado aceptable de madurez. Una madurez que, en ocasiones, llego a plantearme extraña, llegando incluso a pensar que, tal vez, sea yo el que queda fuera de sitio. Pero, siempre en el momento oportuno tu hayas estado ahí, me a devuelto a la sensatez. Poder contarte todo, y, de alguna forma, poder desahogarme hablando contigo, aunque siguiera en mi una rabia de la que solo ellos eran culpables y tarde o temprano sufrirían. Pero siempre te agradeceré el hacerme sentir que al menos alguien piensa como yo y es normal dentro de mi mundo lleno de párvulos que engañan día a día disfrazándose de adultos.

jueves, 7 de junio de 2012

Aburrido

El cielo se teñía cada mañana de un azul deslumbrante. Un sol radiante coronaba cada día el cielo iluminando con majestuosidad los rincones de aquel pueblo haciéndolos mas apetecibles que de costumbre, pero los días resultaban aburridos, me dedicaba simplemente a mirar aquellos rincones mientras caminaba. Envidiaba poder sentarme en alguno acompañado de ella. Quedaban invadidos por una monotonía y simpleza aburridas, buscaba mil cosas que hacer y otras tantas que consiguieran entretenerme, pero, a pesar del buen tiempo que prevalecía, ninguno de estos días era como aquellos dias grises y de lluvia que quedaron atrás y en los cuales pasé largas tardes a su lado. Por muy animados que se vistieran ahora no conseguían que me sintiese como en los muchos otros transcurridos. Salía cada día solo por el mero hecho de salir y tomar el aire, en ocasiones bochornoso y otras tantas fresco. No existía ningún interés que me moviera ni nada que me entretuviera. Solo al caer la tarde aquellos días comenzaban a tomar emoción para mi, se hacían entretenidos, lo volvía a pasar bien. Cada tarde hablaba contigo de nuevo y, aunque fuera en la distancia, me lo volvía a pasar bien, me volvía a entretener y volvía a sentir como no existía un reloj que pudiera contar aquel tiempo con la precisión con la que yo lo apreciaba.

miércoles, 6 de junio de 2012

Poco, pero contigo

Tropezaba paso a paso con los escalones. Me podía la impaciencia . Recorrí la calle a toda prisa sin pararme a observar ni un solo detalle de lo que me rodeaba. No me detuve hasta plantarme frente a su portal. Llamé al timbre, y como siempre, sin preguntar, abrió la puerta. No pude esperar al ascensor, estaba ansiando verla. Siempre esperaba con la puerta abierta, pero hoy, que quería verla mas que nunca, tuve que esperar tras la puerta y tocar el timbre. Por fin abrió, estaba allí, tras aquella puerta, tan guapa como siempre, la hubiera besado nada mas verla en aquel mismo instante, pero me limité a abrazarla fuerte, y no creo que importara porque lo deseaba en la misma medida. No estuvimos juntos demasiado tiempo, y además pasó deprisa, como cada minuto que pasé a su lado. Aún así fue suficiente tiempo para que en la primera risotada de los dos me acordase de todas las veces que habíamos reído antes y de lo bien que me sentía estando con ella. Aquello provocó que mis ganas habituales de abrazarla crecieran, y es que además no sabía hasta cuando tendría que estar sin poder volver a hacerlo. Por eso, antes de marcharme, la envolví mil veces entre mis brazos, pero aun así no me parecian suficientes para expresarle todo lo que quería. No pude resistirme, con el mismo deseo que cuando la vi tras la puerta nada mas llegar, y con todo el sentimiento de tener que separarme de ella, besé su dulce boca. Mientras, en mi interior, se esvozaba una sonrisa al ver que me devolvía aquel beso con el que le quise decir todo aquello que no sabía explicarle con palabras.

lunes, 4 de junio de 2012

Ilusión

Comencé el día temprano. Normalmente no me hubiera gustado hacerlo, pero hoy ese hecho no me importaba demasiado. Las cosas que hacer se me agolpaban y el tiempo se me estaba echando encima, pero iba con la ilusión de un niño en cada paso que daba. Se me nublaba todo preocupación con aquel pensamiento. Las horas se me hacían llevaderas sabiendo que cada segundo que pasaba podría ser uno menos para verte aquella tarde. Poco a poco mi ilusión se incrementaba aún más hasta que se fue acercando la hora. Mi mirada estaba cautiva en la pantalla, pendiente de que una palabra suya me dijera que fuera allí donde estaba ella pero los minutos corrían y veía como el reloj se alejaba de ese instante que ansiaba. Con cada segundo que daba paso a la retirada del sol mi ilusión fulgurante se tornaba poco a poco en desánimo, y es que pasaba el tiempo y veía que lo que quedaba de tarde se evaporaba y que tal vez no te viera aquel día. Temía preguntarle y que definitivamente me terminase respondiendo un no, alegando junto a él que se había hecho tarde.
Me pregunto como puede cambiar tanto el ánimo de una persona durante un día. Fue un solo instante el que lo cambió todo, ilusión, desánimo y, finalmente, casi por sorpresa...
Fue solo un segundo el que pasó desde el momento en que vi la palabra que deseaba hasta que la sonrisa y la ilusión me invadieran de nuevo mientras sin esperar un segundo bajaba las escaleras apresurado.

sábado, 2 de junio de 2012

Tantas ganas

Llevaba todo el día pensando como explicar aquella sensación. Estaba dando miles de vueltas sobre la misma cosa y aun así solamente había logrado escribir una frase sobre lo que quería esa mañana. Las palabras se difuminaban en mi mente y se perdían constantemente. Las pocas frases que conseguía enlazar  carecían de sentido o, simplemente, eran muletillas que llenaban aquella explicación de puntos suspensivos. Con lo sencillo que era lo que quería decir... el problema era que deseaba conseguir lo que quería con aquellas palabras. Por eso creo que me quedaré con las primeras frases que pensé por la mañana: "Tengo unas ganas terribles de hacerte sonreír hoy. Tengo muchísimas ganas de oírte reír por una tontería mía. Y tengo muchísimas ganas de estar a tu lado sentado y que nos riamos juntos por cosas sin sentido" No me salen muchas mas frases que decir aunque quisiera llenar esto de ellas, pero espero que estas sirvan para conseguir al menos lo que yo estoy haciendo en este momento, sonreír por imaginarnos a los dos.

viernes, 1 de junio de 2012

Acordándome de ti

El sol caía fuertemente sobre las calles aquella tarde, podría haber dicho que la temperatura de aquel día era casi veraniega de no haber sido porque en contadas ocasiones una brisa refrescaba el ambiente. La puerta de tu portal se cerraba tras de mi. Como tantas otras veces, me había costado un mundo despedirme de ti. Tantas veces giré sobre mí para volver a besarte antes de irme que ya había perdido la cuenta, pero es que no quería, sobre todo después de haber estado tan bien contigo todo ese tiempo. Con el cuerpo agotado enfilé la calle dirección a mi casa. Por mi mente volaban sin cesar imágenes de ti, imágenes de los dos abrazados. Las señales que me marcaba mi cuerpo no ayudaban a que aquello dejase de ocurrir, aunque yo tampoco deseaba que pasase. Aun llevaba tu piel grabada en la mía, señal de todos nuestros abrazos, mis labios descansaban hinchados aún con tu sabor en ellos, toda mi ropa desprendía tu olor y mi respiración no había relajado su ímpetu porque me hubiera separado de ti. Era imposible no recordarte durante todo lo que restaba de día porque cada vez que pestañeaba te podía ver tan firmemente en mi imaginación que apenas esperé a llegar a casa para regocijarme cerrando los ojos y poder así volver a verte, y nada más abrirlos buscar tu nombre en la agenda para decirte lo mucho que ya te echaba de menos.