viernes, 15 de junio de 2012

Cualquier pequeña cosa.


Salí a pasear aquella tarde para despejarme. Recorrí el centro, las tiendas y los parques. Sucedió casi llegando a mi casa. Los niños jugaban en la plaza, cómo no, al fútbol. Fue entonces cuando uno de ellos estornudó y corrió a su madre pidiendo un pañuelo, y yo, que caminaba atento no pude evitar reír. Era tan común últimamente que una mínima cosa me recordara a ti. Si no fuera suficiente lo que ya de por sí me acordaba, ahora había muchas mas cosas que conseguían que cada día revoloteasen por mi mente escenas que, sin quererlo, me hacían revivir aquellas situaciones que pasé contigo. Y es que, incluso el tiempo más breve a tu lado me ha hecho sonreír, y ahora, con cada pequeña cosa que me hace recordar ese tiempo contigo no puedo evitar volver a reír. No solo consigues que me ría estando junto a ti, sino que también has logrado una sonrisa mía sin ni siquiera saberlo. Y ahora, después de haber reído por tu culpa solo deseo contarte lo que me ha ocurrido y que me sirva para hacerte sonreír, que te haga sentir lo mismo que yo he sentido mientras andaba por la calle y un niño pequeño me ha hecho pensar en ti.

0 comentarios:

Publicar un comentario