jueves, 7 de junio de 2012

Aburrido

El cielo se teñía cada mañana de un azul deslumbrante. Un sol radiante coronaba cada día el cielo iluminando con majestuosidad los rincones de aquel pueblo haciéndolos mas apetecibles que de costumbre, pero los días resultaban aburridos, me dedicaba simplemente a mirar aquellos rincones mientras caminaba. Envidiaba poder sentarme en alguno acompañado de ella. Quedaban invadidos por una monotonía y simpleza aburridas, buscaba mil cosas que hacer y otras tantas que consiguieran entretenerme, pero, a pesar del buen tiempo que prevalecía, ninguno de estos días era como aquellos dias grises y de lluvia que quedaron atrás y en los cuales pasé largas tardes a su lado. Por muy animados que se vistieran ahora no conseguían que me sintiese como en los muchos otros transcurridos. Salía cada día solo por el mero hecho de salir y tomar el aire, en ocasiones bochornoso y otras tantas fresco. No existía ningún interés que me moviera ni nada que me entretuviera. Solo al caer la tarde aquellos días comenzaban a tomar emoción para mi, se hacían entretenidos, lo volvía a pasar bien. Cada tarde hablaba contigo de nuevo y, aunque fuera en la distancia, me lo volvía a pasar bien, me volvía a entretener y volvía a sentir como no existía un reloj que pudiera contar aquel tiempo con la precisión con la que yo lo apreciaba.

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