lunes, 4 de junio de 2012

Ilusión

Comencé el día temprano. Normalmente no me hubiera gustado hacerlo, pero hoy ese hecho no me importaba demasiado. Las cosas que hacer se me agolpaban y el tiempo se me estaba echando encima, pero iba con la ilusión de un niño en cada paso que daba. Se me nublaba todo preocupación con aquel pensamiento. Las horas se me hacían llevaderas sabiendo que cada segundo que pasaba podría ser uno menos para verte aquella tarde. Poco a poco mi ilusión se incrementaba aún más hasta que se fue acercando la hora. Mi mirada estaba cautiva en la pantalla, pendiente de que una palabra suya me dijera que fuera allí donde estaba ella pero los minutos corrían y veía como el reloj se alejaba de ese instante que ansiaba. Con cada segundo que daba paso a la retirada del sol mi ilusión fulgurante se tornaba poco a poco en desánimo, y es que pasaba el tiempo y veía que lo que quedaba de tarde se evaporaba y que tal vez no te viera aquel día. Temía preguntarle y que definitivamente me terminase respondiendo un no, alegando junto a él que se había hecho tarde.
Me pregunto como puede cambiar tanto el ánimo de una persona durante un día. Fue un solo instante el que lo cambió todo, ilusión, desánimo y, finalmente, casi por sorpresa...
Fue solo un segundo el que pasó desde el momento en que vi la palabra que deseaba hasta que la sonrisa y la ilusión me invadieran de nuevo mientras sin esperar un segundo bajaba las escaleras apresurado.

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